Diego Blanco: “En estos tiempos resulta revolucionario poder reunirse físicamente y reflexionar, ya que es algo que no puede hacer la Inteligencia Artificial”

El próximo mes de octubre, la Fundación San Pablo Andalucía CEU acogerá el X Congreso Internacional La Palabra en la Educación. Resiliencia y espiritualidad.

Contará con varios expertos como ponentes plenarios, entre los que se encuentra Diego Blanco, escritor y productor de televisión, quien considera que “vivimos en un tiempo de emergencia educativa”.

Por ello, valora este congreso como “una iniciativa valiosísima. En el centro de una sociedad que está sufriendo cambios tremendos en muy poco tiempo, proponer la palabra como axis, como eje central de lo que nos hace personas, es dar la respuesta correcta a la incertidumbre de tantas personas que contemplan que la realidad se ha vuelto líquida, inestable y que necesita un asidero donde pararse a recuperar el aliento. Es aquí donde la palabra, que parece que no es nada, cobra todo su significado y se convierte en garante de la realidad. Como dijo Oscar Wilde, «¿Hay algo más real que las palabras?».

Igualmente, pone en valor el hecho de poder reunirse físicamente y reflexionar, “en estos tiempos resulta incluso revolucionario. Desplazarse, sentarse en una butaca, asistir a una ponencia, preguntar, tomar notas, comentar el contenido tomando un café, etc. es algo que no puede hacer una inteligencia artificial. Es algo profundamente humano, significativo, que nos distingue del resto de la naturaleza”.

Reconoce que poder participar como ponente es para él “un honor, una oportunidad magnífica que me hace sentir el peso de la responsabilidad. Verme en medio de un cartel de profesionales de tanto prestigio da vértigo, pero a la vez me anima y me motiva mucho a aportar lo mejor del fruto de mi trabajo. Así que me debato entre el agradecimiento y la obligación de dar lo mejor para ponerlo al servicio de los demás”.

Resiliencia y esperanza

En referencia a su intervención, señala que tratará sobre “la relación entre la resiliencia, tema del congreso, y la esperanza. Y cómo la diferencia y la complementariedad entre ambas reside en la garantía de un final feliz. ¿Existe el final feliz? ¿De qué depende que nuestra historia tenga uno? Desde un punto de vista narrativo, quiero analizar el storytelling personal que cada persona tiene por el mero hecho de haber nacido para ayudar a comprender hasta qué punto este final feliz depende más de lo que necesitamos que de lo que queremos”.

Para finalizar, confía en que los asistentes al encuentro lo vivan “como un descubrimiento y una llamada. El descubrimiento (o redescubrimiento) de la belleza, que es la forma que tiene la verdad y que es siempre nueva. Y una llamada a custodiarla, a compartirla, a hacerla presente en una sociedad que, cada vez más, necesita de esta belleza para encontrar sentido a las cosas que le ocurren. Espero que ayude a los participantes a encontrar la justa medida de la resiliencia, una medida que cobrará su verdadera dimensión en la virtud de la Esperanza”.