Las experiencia de los miembros de la comunidad educativa de CEU Andalucía en la JMJ de Lisboa

Varios miembros de la comunidad educativa de CEU Andalucía viajaron este verano a Lisboa para participar en la Jornada Mundial de la Juventud, que -bajo el lema “María se levantó y partió sin demora”– congregó a miles de jóvenes venidos de todo el mundo.

Entre los asistentes, se encontraba el vicepresidente de la Fundación San Pablo Andalucía CEU, Juan Jurado, quien asistió como delegado de Prensa de la Asociación Católica de Propagandistas junto con la Delegación de Medios Diocesana de Sevilla. “Destaco la convivencia entre los asistentes, tener la oportunidad de rezar juntos, conocer las diferentes realidades de la Iglesia, con sus carismas que aportan tanta riqueza a la Iglesia y al mundo, la generosidad de su compromiso con su parroquia…”, subraya. Asimismo, señala que le da “mucha importancia a haber podido escuchar al Papa Francisco en directo. En ocasiones, nos llega lo que ha dicho con mucha confusión. En Lisboa, el Papa ha hablado a los jóvenes directamente con mucha claridad. Todos lo hemos entendido muy bien. Nos hemos sentido muy cerca del sucesor de Pedro, unidos en la Iglesia con una enorme diversidad de orígenes”.

Sobre el recuerdo que le queda de esta JMJ, señala que se queda con dos momentos “las confesiones y el silencio de todos arrodillados ante el Santísimo durante la Vigilia”.

Antonio Jiménez, director de Operaciones, Finanzas y Medios de CEU Andalucía, coincide al señalar que “uno de los momentos más especiales fue el vivido a los pies del Santísimo, por el recogimiento y la oración. Ha sido una experiencia muy bonita y esperanzadora.  Vivir unas Jornadas tan cerca de la juventud, compartiendo la alegría de estar cerca de Dios, nos hace ver con ilusión el futuro de la Iglesia”.

Rafael Barea, subdirector del Colegio CEU San Pablo Sevilla, define la experiencia con dos palabras “resplandecer y escuchar” y una sensación “no tener miedo”. “Han sido unos días que me han llevado a reflexionar y a confiar en una Iglesia en la que hay sitio para TODOS y una experiencia para ser conscientes que lo único gratis en la vida, como decía el Santo Padre, es el amor de Jesús”.

Antonio J. Campos, director de Auditoría Interna de la Fundación San Pablo Andalucía CEU, subraya que para él fue, “como cada JMJ, una experiencia de encuentro. Con uno mismo, con los demás, con Dios. Con una Iglesia para todos, abierta al mundo, enriquecida por la fuerza de los jóvenes, en diálogo con la modernidad, que acoge y acompaña y con respuesta a las grandes preguntas del hombre. Una experiencia fundante para seguir creciendo en la fe y en la amistad con el Señor, en el Evangelio. Desde la escucha, sin miedo, para resplandecer e iluminar el mundo. Personalmente, cada JMJ es un regalo para crecer como persona”.

Pilar Ríos, personal no docente del CEP CEU y miembro del equipo de Pastoral de CEU Andalucía, define su participación en la JMJ como “muy intensa y esperanzadora. Ver a tantos jóvenes felices, alegres a pesar de las incomodidades, del cansancio, y ver cómo iban descubriendo la riqueza de la Iglesia, conociendo y llenándose de Dios con otros jóvenes, hacia experimentar con esperanza el presente y futuro”.

Efecto vocacional

En referencia a qué efecto creen que tiene en la juventud poder participar en un evento de este tipo, Juan Jurado afirma que “en la JMJ se vive la universalidad de la Iglesia. El idioma no es ninguna dificultad para entenderse y cuando los jóvenes vuelven a sus ciudades después de la JMJ saben que no están solos, que no son seres raros por ser creyentes, sino que comparten la fe con muchos jóvenes de todo el mundo, de todas las razas, de todas las culturas. Dios ha actuado en la JMJ en el interior del corazón de cada uno de los jóvenes presentes. Hemos rezado cada día por las vocaciones, al sacerdocio, a la vida consagrada y a la vida familiar. Y, cuando volví de la JMJ, dos jóvenes de Jerez se estaban planteando seriamente su respuesta a la llamada de Jesús al sacerdocio. Es sólo un pequeño dato”.

Pilar Ríos reafirma esta idea, “son momentos de comunión, de sinodalidad, daba alegría escuchar a los jóvenes emocionados decir cómo se notaba la universalidad de la Iglesia al rezar todos juntos y cada uno en su idioma. Un momento que me llamó especialmente la atención fue en el Vía Crucis, cada uno rezando en su idioma y tenías que concentrarte para no liarte”.

“Caben todos”

Respecto al mensaje del Papa que más ha calado en esta JMJ, todos ellos coinciden a señalar que ha habido varias frases e ideas que ya son inolvidables no solo para los que estuvieron allí, sino para toda la Iglesia.

Entre otras, destacan: “En la Iglesia caben todos”, “Dios te quiere como eres”, “Vayan y traigan a todos”, jóvenes y viejos, sanos, enfermos, justos y pecadores”.

Subrayan que “lo que vamos a recordar de estos días es que Dios nos quiere tal como somos, que la Iglesia la formamos todos y que necesita de una juventud comprometida y bien formada”. En definitiva, “el mensaje principal ha sido el de las cosas sencillas y los gestos cercanos, el primer anuncio fundamental del encuentro con el Dios de Jesús, que nos cambia la vida y nos abre a la esperanza. Un Dios que nos ama tal y como somos, que nos conoce y nos llama por nuestro nombre, que nos perdona y que cuenta con nosotros, que quiere que juguemos en su equipo para anunciar a todos el Evangelio y hacer este mundo mejor. Un equipo, la Iglesia, en el que cabemos todos, todos, todos. Estas palabras, que apuntan al corazón y nos amplían el horizonte, nos llenan de alegría”, concluyen.