Mariana Sánchez, alumni del CEP CEU: “El centro facilita a sus estudiantes la consecución de sus objetivos”

SEVILLA (2022.06.03) Estudiar en CEU Andalucía es apostar por una formación integral, por el acompañamiento personalizado y el asesoramiento permanente para descubrir tu verdadera vocación.

En el Centro de Estudios Profesionales, en concreto, se matriculan alumnos de perfiles muy distintos, desde aquellos que acaban de concluir Bachillerato, hasta quienes quieren darle un giro a su vida laboral e incluso cambian de sector.

Ese es el caso de Mariana Sánchez Gaviño, quien completó el Ciclo Superior en Educación Infantil entre los años 2011 y 2013. Lo hizo con 32 años y dos hijas en el mundo, había trabajado como delineante en el ámbito de la construcción, pero fue despedida de su trabajo en el momento en el que, como ella misma explica, “la burbuja explotó. A raíz de esto, aproveché para estudiar lo que tanto me gustaba y lo disfruté al máximo”.

Tanto es así que obtuvo unas excelentes calificaciones quela hicieron merecedora del Premio Ángel Herrera, que cada año distingue a los alumnos más brillantes. “El ambiente en clase era muy cordial, no encantaba hacer trabajos en grupo. La madurez con la que se afrontan los estudios a esta edad en la que lo hice es totalmente diferente. Yo tenía muy claro cuál era mi vocación, y debido a mi situación familiar -mis hijas tenían 18 meses, requerían mucho tiempo aún-, no me quedaba más remedio que aprovechar el tiempo esforzándome al máximo. Pese a toda mi situación, el CEP CEU me dio muchas facilidades, podíamos ir eliminando materia con los exámenes que íbamos haciendo y las clases eran muy amenas”.

Respecto a las prácticas, señala que nunca olvidará una frase que le dijo su tutora: “en este periodo se aprende también lo que no se debe hacer”. Su experiencia fue enriquecedora y aprendió en unos momentos más que otros, “en algunos sitios tuve la suerte de dar con grandes profesionales con las que disfruté muchísimo y me enseñaron un montón”.

Nuevos comienzos

Sin embargo, su vida dio un giro y la llevó a su puesto actual, “soy gerente de mi propia empresa, La Fábula, una tienda que comenzó siendo de juguetes educativos, literatura infantil y juvenil, talleres, etc. Y que, al poco tiempo, ampliamos los servicios añadiendo papelería y copistería. Abrimos en diciembre del 2019 y unos meses más tarde llegó la pandemia. Pero, gracias a Dios y al pueblo de Espartinas -donde estamos ubicados- seguimos en pie y creciendo”.

Y es que, al poco de concluir sus estudios y habiendo sido contratada por el centro donde había hecho las prácticas, le fue diagnosticada una enfermedad a una de sus hijas, por lo que tuvo que abandonar su idea de incorporarse al mundo laboral para dedicarse por entero a su familia. Tras superar este trance, se incorporó a una tienda parecida a la que, finalmente, ella se atrevió a poner en marcha por sí misma.

 “Yo soy la gerente de mi empresa, la que atiende al público, la que lleva la contabilidad, gestiona las redes sociales, hace pedidos y los recibe, estudio las novedades de cada casa para traer las que mejor se adapten al público que frecuenta mi tienda, etc.”, manifiesta orgullosa. Reconoce que la formación recibida le ha servido en gran medida para atreverse a emprender en un ámbito, el infantil, en el que se desenvuelve de maravilla por su gran vocación y por la preparación recibida.