Ramón Valdivia, profesor del Grado en Derecho de Cardenal Spínola CEU, reflexiona sobre su segunda tesis doctoral, ‘El nacimiento de la modernidad: Justicia y Poder en Bartolomé de Las Casas (1484-1566)’

SEVILLA (2020.12.15) Ramón Valdivia, profesor del Grado en Derecho del Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola CEU, presentó recientemente en la Facultad de Derecho de la Universidad de Sevilla su segunda Tesis Doctoral, con la que obtuvo la máxima calificación.

Se trata de una tesis de Filosofía del Derecho, titulada ‘El nacimiento de la modernidad: Justicia y Poder en Bartolomé de Las Casas (1484-1566)’, y aborda la evolución técnico-jurídica que experimentó el fraile dominico en su defensa de los indígenas de las Indias en el extenso periodo desde su llegada a las Antillas, hasta que muere en el convento dominicano de Atocha (Madrid).

Sin duda, hay planteamientos y valores que resisten el paso de los siglos y quedan expuestos en este trabajo. Como explica el autor, “en la época en la que se desarrolla la vida de Bartolomé de Las Casas se está pergeñando un mundo nuevo caracterizado por el afán de dominar la realidad física en la que se enmarcan los descubrimientos, por ejemplo; la realidad humana, principalmente por las tensas relaciones sociales entre el poder y la sociedad -ya sea entre los gobernantes, la nueva clase burguesa, las sociedades que se descubren (indios y otras etnias)- y, finalmente, la relación con Dios, en la que la turbulencia generada por la Reforma protestante alteró una cosmovisión del Imperio cristiano de Occidente”.

Ante esta realidad tan conflictiva, Ramón Valdivia pone en valor el desarrollo de la política de Bartolomé de Las Casas, “se habla de la necesidad de combatir la corrupción, la exigencia del respeto a unos derechos de los que deben ser titulares todos los hombres, la universalidad de la condición humana, la necesidad de la educación, la injusticia de un poder arbitrario, la justificación del método violento para convencer a las masas, etc. En modo alguno he realizado arqueología jurídica, sino más bien una sutil comprensión de que los problemas de entonces siguen presentes hoy, por lo que es profundamente injusto descalificar sus razones desde la perspectiva del presente”, puntualiza.

Sobre cómo poder transmitir todo esto a sus alumnos, en el momento actual, con una mentalidad del siglo XXI pero que debe ser capaz de comprender y aprender otras épocas, el docente señala que “en la época de Bartolomé de Las Casas no se hablaba de valores, sino de virtudes y vicios, tal como suena. El dominico del siglo XVI, con su apreciación de la injusticia, contraria a la virtud más excelente que es la justicia, planteó la posibilidad de que la virtud de la justicia se implantara con un grupo humano al que era fácilmente subyugarlo, por lo que se subestimaba su condición natural, eran siervos. Sin embargo, a través de su propio testimonio personal, en sus escritos a la Corte, en la vida política, y posteriormente mediante el estudio del Derecho, pudo luchar para que la justicia pudiera ser reivindicada como lo más necesario. Así como el modo de que esos pueblos indígenas tuvieran o accedieran a la consideración de verdadero pueblo humano, para que sus instituciones fueran respetadas -aunque alguna de ellas causaran un espanto a la mentalidad de su época-”.

En este punto, destaca que “a la sociedad contemporánea, a nuestros estudiantes, es necesario mostrarles el desafío de actualizar su compromiso político en favor de la justicia, en favor de los más desfavorecidos, en favor de la verdad… Y todo ello, sin idealismos nefastos que desactivan la pasión por estas virtudes, sino en el combate diario, incluso, por así decirlo, entre las sombras que pudieran provocar nuestros errores. El gran peligro es desaparecer del ámbito público por el miedo a no “dar la talla”.

Conciencia social en el presente

La implicación en causas sociales -que es como podríamos actualizar la defensa de Bartolomé de Las Casas a los indígenas- es una opción que algunos profesionales del Derecho incorporan a su día a día, enriqueciendo el desempeño de su profesión.

A este respecto, el profesor cree que “la conciencia social está últimamente muy adormecida. Señalaba anteriormente una de las causas, el miedo a quedar comprometido por mi opinión, pero, además, entiendo que la falta de atención desde las políticas culturales al ámbito de las humanidades ha aletargado al hombre en el sueño de que todo se resolverá desde las nuevas tecnologías. Es cierto que los políticos pueden aparecer como personas poco virtuosas, pero frente a la conciencia pública que los denostan, debemos apreciar el valor de quienes, con sinceridad, buscan el bien común, a pesar de sus errores”.

En este sentido, insiste en que no trata de “disculpar todo, sino de alentar el compromiso político de los jóvenes, y aún de forma más acuciante desde de los principios tomados de la revelación cristiana, como el valor de la vida, o la lucha por los más desfavorecidos, o la lucha contra la corrupción. No simplemente porque sean bautizados, sino porque como diría de joven san Agustín: Me hiciste Señor para ti, y mi corazón no descansará hasta que repose en ti. El anhelo de la verdad en las relaciones humanas debe ser una constante de la formación cristiana y humana”.

Para ayudar a los estudiantes a desarrollar ese espíritu crítico y esa toma de conciencia de lo que pasa alrededor, Ramón Valdivia considera fundamental “la atención personalizada que reciben los alumnos en el CEU, ya que debería despertar en ellos esas preguntas originales, sin las cuales no sabremos desenvolvernos en la vida. Podremos conocer los procedimientos administrativos y las fuentes del Derecho, pero si no sé por qué trabajo o no encuentro la pasión por descubrir el objeto de mi vida, entonces, acabaré pensando como todos los demás, guiados por los poderes mundanos de la fama, el dinero o el poder. Me consta que los alumnos de CEU Andalucía reciben ese plus de humanidad que permite construir una sociedad, no sólo con buenos profesionales que conozcan los instrumentos del Derecho, sino motivados para que esos instrumentos e instituciones se desarrollen con justicia”, concluye.