Patricia Arias Justiniano, profesora del CEP CEU Andalucía, participa en un estudio sobre «Percepción y conductas de higienistas bucodentales ante el COVID-19 en España»

SEVILLA (2020.07.17) Los profesionales sanitarios se han convertido en auténticos héroes para una sociedad que, hace unos meses, desconocía por completo qué era el COVID-19. Médicos, enfermeros, farmacéuticos, auxiliares y todos aquellos que han arrimado el hombro a lo largo de estos meses han recibido el reconocimiento de la ciudadanía y siguen al pie del cañón, ahora que estamos inmersos en la “nueva normalidad”. 

Y esta situación surgida tras el confinamiento y la desescalada, requiere medidas de prevención más estrictas que las que había antes en centros de salud, hospitales, o consultas, como el caso de los dentistas. Así lo explica Patricia Arias Justiniano, profesora del Ciclo Superior en Higiene Bucodental del Centro de Estudios Profesionales -donde imparte los módulos de Intervención bucodental y Exploración de la cavidad oral-, quien está trabajando junto a la doctora Esther Irigoyen Camacho en un estudio sobre «Percepción y conductas de higienistas bucodentales ante la epidemia de COVID19 en España». 

“Los higienistas dentales incluyen en sus funciones labores importantes para el tratamiento de la enfermedad periodontal, que implica la eliminación de cálculo dentario utilizando equipo de ultrasonido. Éste tiene emisiones de gotas de agua contaminadas con la saliva del paciente y es una fuente de posible contagio de COVID19, además de otras funciones que implican el contacto con la saliva y la cercanía al paciente. Es por ello, que creemos necesario este trabajo”, subraya. 

Entre los principales cambios que detectaremos en la “vuelta a la normalidad” en las clínicas dentales, indica que “como pacientes, notaremos que se han extremado las medidas de seguridad, tomándonos la temperatura al llegar a las consultas, rellenando cuestionarios de salud, desinfectándonos los manos. Al igual que el seguimiento estricto de todos los protocolos de limpieza, desinfección y esterilización por parte de todo el personal de la clínica. Igualmente, todo el personal clínico tendrá que seguir con todas las medidas de protección personal: uso de guantes, mascarillas, batas, cubre zapatos, gorros, gafas o pantallas protectoras…”

A este respecto, recuerda que “evidentemente, la vuelta significa una mayor inversión económica para cumplir todas las medidas de seguridad y debemos intentar, en la medida de lo posible, que esto no repercuta directamente en los presupuestos y precios por los servicios prestados. Considero que la confianza de los pacientes es muy importante y, en el regreso al trabajo en las clínicas, hemos apreciado que la confianza en nuestra labor sigue intacta”. 

Durante el confinamiento, señala que “la prioridad fueron aquellos pacientes que requerían tratamientos de urgencia, tales como dolores intensos, fracturas, flemones… Pero, paulatinamente, los demás han vuelto para seguir con los tratamientos ordinarios de prevención, seguimiento, incluidos aquellos tratamientos estéticos”. 

En referencia a lo que los alumnos han podido aprender de este tiempo, explica que “la más importante es la adaptación a las nuevas circunstancias. Aunque los procedimientos y protocolos en las clínicas dentales han cambiado o, más bien, se han vuelto más rígidos. Ya no es una prevención bucodental, es una prevención integral a la salud de todos los componentes e intervinientes en una clínica: pacientes, doctores, higienistas, auxiliares, administrativos, gestores… Otra enseñanza es que los protocolos están para cumplirse, en el orden indicado y con los tiempos que se tengan que invertir cumpliendo las directrices sanitarias”, afirma.