Esta semana ha tenido lugar la última sesión del Seminario de Pastoral de Formación en Valores del curso -dirigido a personal docente y no docente de CEU Andalucía-, impartida por el arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses.

Bajo el título «Volver al Corazón. Educar a la luz de la Carta Encíclica Dilexit Nos del Papa Francisco», hizo un resumen de esta encíclica, que “nos invita a contemplar decididamente el amor humano y divino del Sagrado Corazón de Jesús».
Mons. Saiz Meneses reconoció que “en Sevilla hay muchas devociones, por lo que supone un reto llenar de vida y actividad el monumento erigido al Sagrado Corazón en San Juan de Aznalfarache, pero estamos trabajando en ello y se verán los frutos».

En referencia al documento, lo dividió en cinco puntos:
- La importancia del corazón: ¿Qué expresamos con la palabra corazón? Es el centro íntimo del hombre y se hace cada vez más necesario, en una sociedad focalizada en el yo, centrarnos en él. Indudablemente, hay muchos avances muy positivos, pero ningún algoritmo podrá conservar los recuerdos del corazón.
- Gestos y palabras de amor: Jesucristo me amó y se entregó por mí, esto nos hace sabernos amados.
- Este corazón que tanto amó: La imagen de Cristo con su corazón nos anima a elevar nuestro corazón al de Jesús. Es un amor infinito, sensible a nuestras peticiones y necesidades, es revelación de la misericordia del Padre.
- Amor que da de beber: Alude al costado herido y traspasado de Jesús, de donde mana la devoción de muchos santos, y a la espiritualidad ignaciana que promueve la devoción al Sagrado Corazón.
- Amor por amor: Jesús nos ama y sufre con nuestra ingratitud, por eso es importante acudir a la palabra de Dios, que nos interpela constantemente.
Tras este análisis pormenorizado, el arzobispo de Sevilla recordó que “estamos llamados a construir una nueva civilización del amor, a reconstruir el bien y la belleza. El Corazón de Jesús se vale de nosotros para conseguirlo».


Por último, se centró en el ámbito educativo para explicar “cómo volver al Corazón ante los problemas que existen hoy en día: hambre, desigualdades, contaminación, conflictos… Al final, todo se resume en falta de amor. Y aquí, los cristianos tenemos una labor fundamental, cuando yo tengo un encuentro con Dios, mi vida cambia. Es decir, ya no concibo los mandamientos como una serie de prohibiciones, sino que son señales que me guían para ser feliz».

En este sentido, señaló que “la educación ha de ser un camino de crecimiento personal, acompañando al alumno a desarrollar y rendir cuenta de los talentos que Dios le ha dado» y animó a “despojarnos de los miedos que nos paralizan». Por ello, invitó a todos los presentes a “recuperar la pasión por educar. Si no volvemos al corazón para ejercer esta profesión, nos convertiremos en un instituto tecnológico, despojado del verdadero sentido que debemos darle a nuestro trabajo».