El actual secretario general académico de la Fundación San Pablo Andalucía CEU estuvo al frente del centro escolar cuando abrió sus puertas en septiembre de 2012
De este tiempo, destaca el aumento de su comunidad educativa, la construcción del edificio que lo alberga y la exigencia y motivación que mantienen hoy en día en la formación de su alumnado
SEVILLA (2023.02.15) El Colegio CEU San Pablo Sevilla celebra este año su décimo aniversario, una fecha que invita a mirar atrás con quienes vivieron aquellos días y a hacer balance de todo lo conseguido en este tiempo, sin dejar de poner la vista al frente para asumir nuevos retos.
Entre las personas que estuvieron al frente del proyecto en septiembre de 2012, cuando el centro abrió sus puertas y se inició el primer curso, se encontraba Agustín García Rodero, actual secretario general académico de la Fundación San Pablo Andalucía CEU, que en aquel entonces desempeñaba las funciones de director del colegio.
“El 10 de septiembre del año 2012 comenzaron las clases después de más de dos años de reuniones, toma de decisiones, de jornadas de intercambio de opiniones y experiencias”, recuerda. Dieron los primeros pasos, “encaminados a cumplir con los objetivos sobre el modelo de colegio que nos habíamos marcado y trabajamos intensamente en un documento llamado “de los 27 puntos”, cuestiones sobre las que había que trabajar y tomar decisiones al objeto de definir nuestro proyecto educativo”, señala.
El primer curso, un total de 87 alumnos desde Infantil de 3 años hasta 2º de Primaria componían la comunidad educativa, junto a los profesores y personal no docente. “Fueron momentos vividos con mucha responsabilidad, pero, sobre todo, con mucha ilusión ya que trabajamos con lo que más queremos en este mundo, que son nuestros hijos. Hoy en día ya son 1.200 niños los que tiene el centro y, cuando miramos hacia atrás y vemos todo el trabajo realizado, solo podemos dar gracias a Dios en el convencimiento de que Él nos seguirá guiando en el futuro”.
En aquellos años, destaca que “el Colegio nacía con tres pilares fundamentales: por un lado, su ideario católico; por otro, el bilingüismo y, en un tercer punto, todo lo relacionado con la preparación para la vida pública”. A lo largo de este tiempo, esos tres pilares han evolucionado a cuatro, que hoy sustentan su proyecto educativo: la excelencia académica, la orientación y el desarrollo vital pleno de cada alumno, la colaboración con la familia y la vocación de servicio a la sociedad. “Solo hay que observar la cantidad de acciones y actividades que las premisas con las que empezamos han ido generando con el tiempo, tomando conciencia de que las expectativas iniciales se han superado ampliamente”.
“Ilusión intacta”
Comparando aquellos años con los actuales, el que fuera su primer director menciona algunas cifras que dejan patente el gran crecimiento y evolución: “Además del número de alumnos que ya hemos comentado con anterioridad, cabe destacar que al principio el equipo docente estaba compuesto por 12 profesores y hoy son más de 100, además de personal de administración y servicios. Comenzamos en unas instalaciones provisionales y hoy ya tenemos un edificio imponente en el propio Campus CEU Andalucía. Igualmente, la ilusión de los inicios se mantiene y ha aumentado, así como la exigencia y la motivación”.
Reconoce que “saber que el Señor está presente en cada instante en el colegio nos da mucha tranquilidad. ‘Todo lo puedo en Aquel que me conforta’ es el lema de la Asociación Católica de Propagandistas, entidad titular del CEU. Saber que el Señor nos va abriendo camino es importante, tenemos que dejarle espacio para que Él entre en cada aula, en cada rincón, cuando quiera. Tenemos que convertir los valores en virtudes en nuestros alumnos. Esta es la base de todo y la clave del éxito de nuestro colegio”.
Para concluir, anima a toda la comunidad educativa a “continuar trabajando por nuestros alumnos, por su futuro, por su formación, por sus valores, por su preparación para el mundo, para la vida pública. Nuestro objetivo es que sepan entregarse a los demás a través de su vida y de su dedicación profesional futura. Para ello, trabajamos subidos al carro de la excelencia académica, para ello todo nuestro trabajo con sus alegrías y sus desvelos, pero siempre en continua revisión de lo que hacemos trabajando la mejora continua”.