Debido a las actuales circunstancias sanitarias, se está fomentando el aprovechamiento de los patios individuales que tiene cada clase de esta etapa, permitiendo que los niños permanezcan en todo momento con sus grupos de convivencia -con el que no tienen que utilizar mascarilla-
SEVILLA (2020.12.17) El Colegio CEU San Pablo Sevilla ocupa su ubicación actual desde el año 2017, cuando se trasladó a unas instalaciones que venían a dar respuesta al crecimiento natural del centro para continuar desarrollando un cuidado proyecto bilingüe, que ofrece una formación integral al alumno.
Está previsto que la extensión de este complejo educativo -que actualmente es de 11.000 m² -aumente a los 35.600 m² cuando concluyan las obras que se están llevando a cabo del edificio de Bachillerato, así como los aparcamientos y las obras de nuevo acceso que acaban de terminar de ejecutarse.
Actualmente, este espacio sostenible cuenta con modernas aulas, equipadas con todo lo necesario para que los alumnos -en función de cada edad- desarrollen su día a día. Mención especial merecen las clases de Educación Infantil; en ellas, lo más pequeños del centro no solo aprenden nuevos conceptos, sino que mejoran su psicomotricidad, adquieren habilidades sociales relacionándose con sus compañeros y son estimulados para potenciar sus capacidades.
Además de las propias aulas, cada clase de Educación Infantil cuenta con un patio individual que este año se están utilizando más que nunca, debido a las actuales circunstancias sanitarias, tal y como explica María Santos Cabot -coordinadora de esta etapa-. “Los espacios al aire libre nos han permitido una adaptación más fácil a la nueva situación. Cada patio es aprovechado por un solo grupo de convivencia, pudiendo realizar actividades a diario. Muchos días hacemos la asamblea, sacamos las mesas y pasamos jornadas completas en el exterior del aula, llevando a cabo con normalidad las actividades previstas para ese día. Por ejemplo, las clases de speaking y música se trasladan con frecuencia en el patio”.
Además, como destaca la coordinadora “permite que mientras se realizan los distintos turnos de limpieza durante la jornadas, los alumnos no tengan que permanecer dentro de la clase, ni salir al pasillo que es de uso compartido, sino que pueden estar en sus patios individuales. De esta forma, evitamos el contacto con personas de otro grupo de convivencia”.
Por otro lado, “también estamos utilizando, a cualquier hora del día, el patio de uso colectivo que antes solo se usaba a la hora del recreo. Ahora, las tutoras realizan allí manualidades, bailes, juegos, lecturas y numerosas actividades con los alumnos de su clase”, detalla.
Sobre cómo se han adaptado los alumnos a esta nueva etapa, María Santos indica que “los más pequeños del colegio, al igual que los mayores, están teniendo un comportamiento y una actitud ejemplar ante esta situación. Desde el confinamiento -vivido en los últimos meses del curso anterior- han sido ejemplo para sus familias y para las profesoras que cada día se conectaban con ellos. Al principio del curso, pensábamos que con los alumnos de esta etapa sería muy complicado el procedimiento del uso de las mascarillas, todos tenían que llegar al colegio con ellas puestas y, al entrar en su clase, guardarlas para volver a ponérsela al final de la jornada. Una vez más, nos han sorprendido y enseguida adquirieron esa nueva rutina, hasta entonces desconocida, y la realizan de forma autónoma y con una normalidad increíble. Ahora es algo habitual y que tenemos totalmente asimilado en nuestro día a día”.
Por otra parte, subraya que “llevan asombrosamente bien el pertenecer a un grupo y no poder unirse o entrar en otra clase. Muchas veces preguntan si pueden ir a ver a otra profesora o a un amigo perteneciente a otro grupo de convivencia. En el patio grande donde, a veces, comparten espacio con otros grupos, han aprendido a no pasar de las señalizaciones que están dispuestas para delimitar el espacio”, recalca.