Tres profesionales abordaron diferentes aspectos sobre la importancia de seleccionar las obras y cómo hacer la narración para que los niños adquieran hábito lector
SEVILLA (2019.11.05). El salón de actos del Campus Universitario CEU Andalucía acogió la jornada “Lectura y educación: valores y emoción en la literatura”, enmarcada en los Miércoles Culturales, que organiza el Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola. Una semana más, los alumnos profundizaron, de mano de expertos, en temas que les ayudan a completar su formación académica y educación en valores.
Esta ocasión, la actividad estuvo dirigida a los estudiantes de los grados en Educación y contó con la presencia de Alberto Ruiz Campos, catedrático de Didáctica de la Lengua y Literatura de la Universidad de Huelva; Lola Gallardo Flores, pedagoga y fundadora de Rayuela y Carlos Arribas “Carloco”, cuentacuentos.
Las coordinadas de la jornada, Beatriz Hoster -directora académica del Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola CEU-, e Inmaculada Mena-Bernal -gestora del área de conocimiento de Filología del mismo centro-, destacaron la gran participación de alumnos en cuanto a afluencia y también durante el transcurso de la actividad. Además, acudieron profesoras del Colegio CEU San Pablo Sevilla, que tomaron buena nota de todo lo que se expuso.
Beatriz Hoster recalcó la importancia del “papel del docente para formar y acompañar a los individuos en su maduración en el proceso lector”, por ello esta jornada se ha centrado -entre otras cosas- en la necesidad de distinguir entre “lo que es y no es literatura, hay que tener unos criterios bien asentados para seleccionar correctamente los títulos que se van a proponer a determinados públicos, como es el infantil”.
Inmaculada Mena -Bernal, por su parte, añadió que -además de tratarse lo anterior- “se abordó la relevancia de una buena narración oral como paso fundamental para transmitir el gusto por la lectura entre los niños”, ya que están en unas edades en las que hay que captar su atención hablando su idioma.
Alberto Ruiz Campos explicó que “no todo cuento ilustrado para niños es un texto literario”, ya que muchos de ellos “entretienen, pero no emocionan”. “La literatura -continuó- tiene que conmover, provocar al lector, y somos conscientes de que muchos libros que están dirigidos a los más pequeños solo buscan distraerles y enseñarles, pero no tienen el fin literario del que hablamos”. Utilizó como ejemplo al famoso personaje TEO, que protagoniza numerosas historias que sirven a los lectores para conocer realidades que les son cercanas, “pero que no tiene más pretensión que esa, la de entretener”.
Lola Gallardo comenzó diferenciando entre el “deseo por leer”, lo que el adulto-mediador quiere; o “leer con deseo”, lo que el niño verdaderamente necesita. Habló de la experiencia que viven en Rayuela cuando hacen acampadas con niños, “ellos llegan y, sin decirles nada, cogen cuentos y se sientan. Y así pueden pasar las horas”. Para definir la figura del mediador, apuntó a que son los responsables de entregar a la infancia lecturas que ellos quieren y, a la vez, merezcan ser leídas”. Resaltó que “la literatura es un fin en sí mismo” y que “la lectura de una buena historia tiene que dejarte más preguntas que respuestas”.
Por último, Carlos Arribas “Carloco” introdujo la animación a la lectura a través del cuento ilustrado y la narración oral, sin un enfoque académico, sino más bien enfocado en el disfrute del auditorio. Narró a los allí presentes varios cuentos de manera magistral: “La oreja verde”, “Por una manzana” o “El libro de los cerdos”, de Anthony Browne y, ante la pregunta de cómo se puede animar a leer, respondió de forma clara: “jugando”, subrayando que “tenemos que acompañar al niño durante toda su etapa lectora”.