Domingo de Ramos

domingoderamosHermandad de la Borriquita

Jesús es nuestro amigo, nuestro hermano. El que nos ilumina en nuestro camino. Y así lo hemos acogido hoy. Esta es la primera palabra que quisiera deciros: alegría. No seáis nunca hombres y mujeres tristes: un cristiano jamás puede serlo. Sigamos a Jesús. Nosotros acompañamos, seguimos a Jesús, pero sobre todo sabemos que Él nos acompaña y nos carga sobre sus hombros: en esto reside nuestra alegría, la esperanza que hemos de llevar a este mundo nuestro. Y, por favor, no os dejéis robar la esperanza. He aquí la segunda palabra: cruz. Jesús entra en Jerusalén para morir en la cruz. Y es precisamente aquí donde resplandece su ser rey según Dios: su trono regio es el madero de la cruz ¿Por qué la cruz? Porque Jesús toma sobre sí el mal, la suciedad, el pecado del mundo, también el nuestro, el de todos nosotros, y lo lava, lo lava con su sangre, con la misericordia, con el amor de Dios. El Domingo de Ramos es la Jornada de la Juventud. Y esta es la tercera palabra: jóvenes. Un corazón joven, incluso a los setenta, ochenta años. Corazón joven. Con Cristo el corazón nunca envejece. Los jóvenes deben decir al mundo: Es bueno seguir a Jesús; es bueno el mensaje de Jesús; es bueno salir de uno mismo, a las periferias del mundo y de la existencia, para llevar a Jesús. Tres palabras: alegría, cruz, jóvenes.

Papa Francisco

(Evangelio 2016 en el Año de la Misericordia, José A. Martínez Puche, ed. EDIBESA)