La ponente, María Dolores Espejo Arias, dio las claves para educar fomentando la Cultura de la Vida
SEVILLA (2023.05.25) El Aula Herrera Oria acogió la última sesión del Seminario en Valores de este curso -impulsado por la Dirección de Pastoral y Voluntariado-. Fue impartida por María Dolores Espejo Arias, presidenta de la Fundación Bioética, enfermera especialista en Medicina Interna y Bioética, vicedirectora del Instituto de Consulta y Especialización Bioética -ICEB-, vocal en el Comité de Bioética de Andalucía (CBA) y presidenta de la Comisión Deontológica del Colegio de Enfermería de Córdoba.
Como explicó el P. Leonardo Sánchez Acevedo, director de Pastoral y Voluntariado, el ciclo de conferencias de este curso ha tenido como hilo conductor la educación desde la antropología cristiana, defendiendo la vida desde su concepción hasta la muerte natural.
Educar para la vida es +. La bioética y la dignidad humana como fundamentos era el título de la ponencia, que la conferenciante amplió, planteando a los asistentes la siguiente cuestión: “Cómo educar para crear la Cultura de la Vida”.
Recordó que la Universidad “es una institución fundamental en la elevación cultural, la evolución del saber y el progreso de la sociedad. El objetivo debería ser formar a personas de pensamiento crítico y acción inteligente”. En este sentido, insistió en que “la educación es clave de comprensión de lo que sucede, lo que se está construyendo y cómo puede ser utilizado en pro del bien común”.
Por ello, es clave que los docentes de hoy en día sean conscientes de su responsabilidad y actúen y se formen en consecuencia. “Es necesario ahondar en cuestiones éticas, prepararse en este ámbito y fundamentar cualquier disertación sobre la dignidad de la persona -después vendrá dar el paso a lo religioso-. Como decía San Juan Pablo II, “la verdad se propone, no se impone”, por lo que cualquier profesional -sea cual sea su campo de trabajo- debe formarse continuamente, a través de todas las vías posibles”, subrayó la ponente.
Temas de actualidad
Por otro lado, hizo hincapié en que “actualmente, caemos en el error de reducir la actualidad a temas como el aborto o la eutanasia, cuando hay otros igual de preocupantes que se están expandiendo -por decirlo de alguna forma- sin que apenas exista debate sobre ellos, como la manipulación genética, las técnicas de fertilidad o la secuenciación genómica a los recién nacidos, entre otros muchos”.
Asimismo, aludió a la “genealogía de la cultura de la muerte”, señalando que “alguno de los problemas que tenemos hoy en día vienen de otros que surgieron en otras épocas, cuyo fin era atacar a la familia, devaluarla como concepto”.
Ante esta situación, animó a los docentes a abordar temas de actualidad con sus alumnos, a animarlos a realizar voluntariados en zonas no desarrolladas para que conozcan otras realidades ajenas a ellos, que visiten lugares que no saben que existieron -como los campos de concentración-, y a organizar seminarios con personalidades que atraigan su atención y tengan algo que aportarles.
Para concluir, lanzó un mensaje de esperanza, recordando “el enorme poder de los profesores desde el lugar que ocupan” y afirmó que “el cambio somos nosotros”.