Gabriel Olmedo, alumno del Colegio CEU San Pablo Sevilla: “Siempre recibes la ayuda que necesitas, nadie se queda atrás”

SEVILLA (2023.05.18) El trato cercano es una de las señas de identidad del Colegio CEU San Pablo Sevilla, que ofrece a sus alumnos un acompañamiento personalizado para ayudarles a alcanzar su mejor versión. Para ello, es fundamental la implicación del personal docente y también de las familias, entre ambas partes debe establecerse una comunicación permanente de la que, sin duda, se beneficiará el propio estudiante.

Durante sus diez años de historia, el centro ha trabajado siempre en esta línea, creando nuevas herramientas que facilitaran dicha comunicación y potenciando acciones que fortalezcan el sentido de pertenencia tanto de los alumnos, como de sus padres.

Esto último cobra especial sentido cuando se trata de familias que forman parte de su comunidad educativa desde que el colegio abriera sus puertas hace diez años. Gabriel Olmedo, que actualmente cursa 2º de Bachillerato, lleva en el centro todo este tiempo y conoce bien el modelo educativo que ofrece, “nadie se queda atrás. En mi caso, siempre que he necesitado ayuda, la he tenido. Si una asignatura me costaba, ahí estaba el profesor para ayudarme. El trato personal es muy cercano, miran por mí de verdad”, recalca. 

Los conocimientos adquiridos, especialmente referidos a idiomas y nuevas tecnologías, hacen que los alumnos del centro estén capacitados para afrontar los retos que un mundo cada vez más globalizado y digitalizado trae consigo. “Recuerdo que en Primaria empezamos ya a usar el iPad, jugábamos y trabajábamos, nos enseñaban a usarlo bien, como una herramienta para diferentes asignaturas…”, destaca.

Gabriel entró en 2º de Educación Primaria y, desde entonces hasta ahora, considera que ha sido “muy feliz en el colegio, por eso estoy seguro de que lo echaré de menos cuando acabe. He aprendido que, con esfuerzo, todo se consigue, que no hay que tirar la toalla”.

Estas palabras tienen especial relevancia este año, en el que se enfrentará a las pruebas de acceso a la universidad, “me gustaría llegar a ser ingeniero agrónomo, no es un camino sencillo, pero el campo es mi pasión y me quiero dedicar a eso”, afirma.

Antes de llegar a ese momento, le tocará despedirse del centro en el que ha pasado los últimos 10 años de su vida, “me llevo grandes recuerdos, principalmente con mis compañeros y profesores de todas las etapas, todos ellos me han ayudado a llegar al momento actual”.

Otro de los aspectos que más valora de la formación recibida es la referida a los valores, basados en el humanismo cristiano. “Recibir los sacramentos en el Colegio, teniendo conciencia de lo que hacíamos es una gran suerte. Hemos recibido una preparación que no se nos va a olvidar. Los profesores de religión y los directores de Pastoral -el P. Orta y el P. Leonardo– nos han ayudado en el camino. Incluso a nivel escolar, la manera de exigirnos me ayudaba a querer seguir estudiando”, concluye.