Manuel J. Pérez, profesor en el Curso gratuito de español para ucranianos de CEU Andalucía: “Hemos recibido mucho más de lo que hemos ayudado, aunque es cierto que los participantes han avanzado mucho en el uso del idioma”

Este sevillano, que vivía en Ucrania desde 2013 junto a su familia y tuvo que huir cuando comenzó la guerra, impartió el programa con su hija Pilar durante los meses de junio y julio

Participaron doce personas que agradecieron la oportunidad con su compromiso y asistencia puntual, valorando recibir una formación que les ayudará en su nueva vida

SEVILLA (2022.09.21) La Fundación San Pablo Andalucía CEU ofreció al final del curso pasado un Programa de Iniciación al Español Funcional adaptado a refugiados ucranianos residentes en la provincia de Sevilla. El objetivo era facilitar su integración social, mejorar sus habilidades comunicativas, ensayar situaciones cotidianas y adquirir vocabulario básico.

Manuel Jesús Pérez y su hija Pilar fueron quienes impartieron este curso, una experiencia que definen como “inolvidable y muy enriquecedora” para ambos. Ellos son sevillanos y han vivido en Ucrania desde septiembre de 2013 hasta el comienzo de la guerra. Los ocho primeros años estuvieron en una ciudad al sur de Kiev, llamada Bila Tserkva, y el último año en Yitomir, al oeste de Kiev. Allí llegaron junto a su gran familia -Manuel está casado con María Rosario Núñez y tienen nueve hijos- de misión, dentro del camino Neocatecumenal, y allí estaban cuando empezó la invasión.

Ante esta situación, se vieron obligados a abandonar el país, aunque se habían resistido porque, a pesar de las advertencias de la embajada, “el ambiente a nuestro alrededor era de absoluta tranquilidad”. Pero, tras constatar la realidad, llegaron a Sevilla el Miércoles de Ceniza y recuerda que en ese momento recibieron “el cariño y la ayuda de muchísimas personas. Por nuestra parte, colaboramos activamente en varios proyectos de acogida y ayuda de alimentos, dinero, medicinas etc. para el pueblo ucraniano, no podíamos quedarnos quietos ante tanta barbarie y menos cuando nuestros hermanos en Cristo y tantas personas que dejas atrás después de casi 10 años se quedaban en medio del sufrimiento”.

Manuel, junto a su familia, se trasladó a vivir a Ucrania en 2013

Además, se da la circunstancia de que una de sus hijas, casada con un ucraniano, estaba embarazada en el momento de abandonar el país. Su marido tuvo que quedarse allí y, tras nacer el niño en Sevilla, “mi mujer y yo acompañamos a nuestra hija María con su bebé de vuelta a Ucrania, el reencuentro fue maravilloso. Nos hemos encontrado con un país que vive en una aparente normalidad, pero enseguida te das cuenta de que es más un deseo que una realidad: Las barricadas a la entrada y salida de cada ciudad y de cada pueblo con soldados pidiendo la documentación, los edificios, puentes, fábricas bombardeados y, sobre todo, el sonido de las sirenas que avisan de que un misil ruso vuela sobre Ucrania sin saber su destino. Nos cuentan que incluso los oyen silbar y los ven pasar antes de caer. A las 23:00 h. hay toque de queda, todos en casa y las luces apagadas”. Ante esta situación, explica que “muy a nuestro pesar, hemos decidido quedarnos en Sevilla este año o hasta que cese completamente la invasión. No ha sido fácil, aunque vemos como el Señor nos está abriendo caminos aquí que no esperábamos”.

Y el curso impartido en CEU Andalucía es una de esas gratas sorpresas de las que habla, “fui a realizar una entrevista de trabajo allí y me sentí abrumado con la alegría y el cariño con el que me recibieron. Al contarles mi experiencia en Ucrania, surgió la idea de poner en marcha este programa junto a la profesora de Cardenal Spínola CEU Inmaculada Mena-Bernal para ayudar a quienes más lo necesitaban”.

Recalca que, “en los dos meses que duraron las clases, recibimos mucho más de lo que hemos ayudado, aunque verdaderamente el grupo experimentó avances significativos en el aprendizaje del idioma. Desde el principio se sintieron queridos, por la posibilidad que CEU Andalucía les ofrecía, y también comprendidos en su situación, porque mi hija Pilar y yo podíamos entender lo que estaban pasando. Además de aprender, pudieron desahogarse contándonos sus experiencias, donde vivían, a qué se dedicaban, donde les cogió el inicio de la guerra y a quién dejaron atrás, por supuesto en español”. Además, Pilar continuó ayudando a dos hermanos en edad escolar para que afrontaran este curso en las mejores condiciones, después de que finalizara el programa.

En total, asistieron doce alumnos y cabe destacar “la seriedad con la que se tomaron este curso, asistieron puntualmente a pesar del calor y de la distancia que para algunos suponía llegar hasta aquí”. A la entrega de los diplomas el último día de clase asistió el vicepresidente de la Fundación San Pablo Andalucía CEU, Juan Jurado, quien impulsó esta iniciativa. Igualmente, al acto asistió también el secretario general académico de CEU Andalucía, Agustín García.

Para concluir y, tras la experiencia vivida, tiene claro el mensaje que desea trasladar a la sociedad: “¡Que Cristo ha resucitado! que la vida es un don precioso y cada día, una aventura donde descubrimos la voluntad de Dios, que nos ha creado para ser felices y hacer felices a los que pone en nuestro camino”.