Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la ACdP y del CEU: “La Ley Celaá viene a plantear que, si no te esfuerzas, el sistema educativo se esforzará por ti”

SEVILLA (2021.06.10) La publicación digital del grupo educativo CEU Views publica en su último número una entrevista a Alfonso Bullón de Mendoza, presidente de la ACdP y del CEU, en la que analiza los aspectos más lesivos de la nueva ley de Educación -más conocida como la Ley Celaá-. La nueva norma, lejos de aspirar al consenso, ha supuesto una grave confrontación con agentes educativos imprescindibles, como son las instituciones concertadas y privadas.

A continuación, reproducimos la entrevista:

La ley Celaá es la octava reforma educativa de la democracia, ¿qué ocurre con las leyes de educación en España?

Que por lo general están demasiado vinculadas al ministro que las promueve, lo que no es ninguna novedad, pues ya se señaló así en un debate parlamentario de 1912, cuando el Ministerio de Instrucción Pública tan sólo tenía doce años de existencia. Dan la sensación de estar más hechas pensando en el electorado que en los alumnos y los profesores, que deberían ser los auténticos protagonistas.

Si tuviera delante a la ministra de Educación, Isabel Celaá, ¿qué le diría y qué cree que le faltado a la ley que ha impulsado?

Le diría que tendría que buscar consenso y no todo lo contrario. Yo estaba en el Congreso de Escuelas Católicas cuando la ministra dijo que los padres no tenían derecho a elegir el centro en el que sus hijos pudieran estudiar. Es una afirmación constitucionalmente muy discutible y, desde luego, no era el Congreso de Escuelas Católicas el lugar más apropiado para decirlo, a no ser que estuviera buscando la confrontación desde el primer momento. Da la sensación de que la ministra buscaba continuar en su puesto ante el interés que habían mostrado los de Podemos por hacerse con su Ministerio. Si hacía un discurso tan radical como el suyo no había motivo para querer remplazarla.

¿Era mejor la anterior ley del PP, la LOMCE?

La LOMCE era una ley que surgió con mucha polémica y, por tanto, era difícil que pudiera llegar a tener un gran éxito. Desde mi punto de vista, la parte más positiva de esta ley era que se hacía un énfasis en el esfuerzo, era importante que el alumno se esforzara. Y este es uno de los aspectos más negativos de la ley actual, ya que viene a plantear que, si no te esfuerzas, el sistema educativo se esforzará por ti. No creo que sea buen mensaje. Además, la nueva ley restringe aún más la libertad de educación que la ley Wert. Libertad que podríamos resumir en tres libertades: libertad de elección de centro, libertad de cátedra y libertad para crear colegios con un ideario y un proyecto pedagógico propio.

“Esta ley está impregnada por ‘el esfuerzo no importa’, transmitiendo la idea de que si el alumno no aprueba nosotros le aprobamos. Si, desde pequeños, acostumbramos a este mensaje, lo que se espera es que te lo den todo resuelto”

Cuando el actual Gobierno impulsó esta ley aludió a que se trataba de una urgencia educativa. ¿Existe esa urgencia?

Tener la mejor educación posible siempre debe ser considerado urgente. Pero, dado el panorama en el que nos encontrábamos, con un Gobierno en minoría escasa y una situación de pandemia, la ley de educación parece más importante que urgente. Lo que hay que hacer es estudiarla bien, por ejemplo, en la vía actual, hay temas que estaban muy presentes en el debate entre los profesionales, como el MIR educativo, si se debe formar a los profesores antes de que se incorporen, y eso la ley lo ha omitido. También se ha cargado la inspección y es una barbaridad. Es decir, no es una ley que se haya hecho tratando de ver cómo educamos mejor, sino diciendo “vamos a desmontar la ley anterior porque me corría prisa y porque políticamente lo habíamos prometido”. La urgencia da la sensación de que viene marcada para el Gobierno por su deseo de introducir cuestiones de género, atacar la educación diferenciada, torpedear la especial y dificultar el acceso a la concertada.

Por tanto, ¿cree que este modelo educativo apuesta por hacer de España un país de excelentes profesionales?

Creo que no, porque es un modelo educativo que apuesta por que el alumno no tenga que esforzarse. Soy consciente de que el fracaso escolar es alto, esto no se puede olvidar y hay que ver cómo se puede combatir, pero no puedes dar una música de “no te preocupes que esto se te arregla”.

Teniendo en cuenta las sucesivas leyes educativas, ¿cree que es posible llegar a un consenso nacional entre todas las fuerzas políticas?

Creo que hay que buscarlo. Hay que ser consciente de que el consenso es complicado, porque hay fuerzas políticas, por el mero hecho de ser fuerzas políticas, que no quieren llegar a un consenso porque podía convertirse en una baza a favor de quien lo consiguiera. Por ejemplo, el exministro Ángel Gabilondo fue el primero que retomó, en época moderna, la necesidad del pacto escolar e hizo mucho hincapié en ello. Hubo un intento serio por el diálogo o, por lo menos, de hacer ver que dialogaba. En la actualidad es evidente que no ha sido así.

Aspectos más controvertidos

Otro de los puntos polémicos de la ley es la interpretación que se le da al artículo 27.1 de la Constitución que recoge el derecho de todos a la educación con el mismo nivel de importancia, subrayando que la educación pública constituye el eje vertebrador del sistema educativo. ¿Es grave esta reinterpretación?

El Gobierno se ha aprovechado de las circunstancias creadas por la pandemia para poder plantear esta cuestión con la menor resistencia posible. El Estado sí debe responsabilizarse de que todo el mundo pueda ser educado, pero el tipo de educación no es competencia del Estado, es un derecho de los padres. En la Constitución también se habla del derecho a ser formado en los principios religiosos y morales que los padres escojan para sus hijos y la libertad de creación de centros. El dinero del Estado procede de todos los ciudadanos que pagamos impuestos y, por tanto, debes tener derecho a decidir qué tipo de educación quieres que proporcionen a tus hijos, no solo en lo que se refiere al ideario, sino también a la metodología. En España, la educación está tan reglada que la libertad de educación es siempre muy relativa. En Estados Unidos los alumnos pueden asistir a aulas diferentes según el nivel que tienen en cada asignatura. Aquí las iniciativas pedagógicas están mucho más limitadas.

“Hay Comunidades Autónomas que han sido muy conscientes del uso que pueden hacer de la educación para moldear una sociedad como ellos quieren”

¿Es realmente la educación diferenciada un problema educativo?

Es un problema educativo si lo quieres hacer un problema educativo. Hay sentencias del Tribunal Constitucional diciendo que esa educación diferenciada no es anticonstitucional y no es discriminatoria. Lo que sería discriminatorio es que enseñaras a las chicas corte, confección y cocina, y a los chicos química, matemáticas e historia. Lo que ocurre es que en España hay una tendencia de los políticos a decir “hago lo que me da la gana y luego que se me gane en los tribunales dentro de tropecientos años”. Hace poco leí el caso de un niño que ha ganado un juicio en el País Vasco al que se le ha reconocido la beca de traslado desde su localidad hasta el centro educativo y que se le había negado por estar escolarizado en una línea en castellano. La sentencia es durísima al decirle al Gobierno Vasco que ha hecho lo que le ha salido de las narices. Pero esto no es un debate nuevo, ya en el debate de presupuestos de 1912, que le he citado anteriormente, uno de los temas que salen es que la educación podía ser o no diferenciada. En Inglaterra, por ejemplo, hay muchos colegios públicos que son exclusivamente para niños o para niñas. Hay argumentos tanto a favor como en contra de la educación diferenciada, pero que el Estado decida “yo la quiero así” es un capricho y los demás no tenemos por qué compartirlo.

Pero, ¿debería la educación diferenciada acceder a la financiación?

De hecho, siempre ha accedido hasta que algunos gobiernos autonómicos han tratado de impedirlo y se han encontrado con sentencias del Tribunal Constitucional en su contra.

“No veo nada positiva la incorporación de políticos en los consejos escolares de centro, creo que se dedicarán a hacer política con notable perjuicio para la labor de los educadores”

Que haya diferencias territoriales a la hora de aplicar la legislación educativa, ¿es algo de lo que se aprovechan las Comunidades Autónomas?

Hay comunidades que tratan de moldear el contenido de la educación a su gusto, con exigencias a las editoriales de que incluyan determinados contenidos en los libros de texto que poco tienen que ver con la realidad histórica (como la inclusión de Navarra en los mapas de los libros del País Vasco), o con el respeto a las normas de la Real Academia Española, como el llamado lenguaje inclusivo que ha dado lugar a un reciente escándalo en Andalucía. Hay administraciones que han sido muy conscientes del uso que pueden hacer de la educación para moldear una sociedad como ellos quieren y no han dudado en hacerlo.

Otro de los puntos polémicos de la ley es la incorporación de perfiles políticos en los consejos escolares, ¿qué opina de mezclar política con educación?

España tuvo unas instituciones bancarias muy curiosas que eran las Cajas de Ahorro, estaban vinculadas a intereses locales, eran de pequeño tamaño, pero eran las que estaban más ligadas al territorio en el que se movían y las que entendían mejor las necesidades de los ciudadanos de su entorno. Era un sistema que funcionaba bastante bien hasta que los políticos decidieron que debía haber una representación de la sociedad expresada por ellos mismos en sus consejos de administración. Como sabes, las Cajas de Ahorro han desaparecido. No veo nada positiva la incorporación de políticos en los consejos escolares de centro, porque creo que se dedicarán a hacer política con notable perjuicio para la labor de los educadores.

Con la ley Celaá, la asignatura de religión se elimina en Bachillerato y no es evaluable ni computable. ¿Es la religión también un problema en la sociedad actual?

La religión tiene que estar presente en el sistema educativo para que los alumnos puedan entender el mundo que les rodea. Si haces una visita por el Museo del Prado hay muchos cuadros que no se pueden entender si no tienes una formación religiosa. Lo mismo ocurre con la arquitectura cuando paseas por las calles o con los principios generales de la civilización que nos rodea, que en España sigue siendo en gran parte, y a pesar de todo, la que Toynbee denominara Cristiano Occidental.

¿Qué les diría a los políticos para que cambien la situación educativa en España?

Les pediría la humildad suficiente para que cedieran protagonismo a padres y profesores, así como a los expertos en la materia que hay en sus partidos y a los que muchas veces dan la sensación de querer dejar en un segundo o tercer plano. La educación no puede ser un arma política y hay que buscar que todo se haga de forma sosegada, sin buscar titulares, pero si un mayor consenso y una mayor efectividad.

*Entrevista publicada en el número 44 de la revista digital Views.

‘Views’ es una innovadora publicación digital, de carácter interactivo, sobre el sector educativo en España. Con una periodicidad cuatrimestral, la revista pretende dar voz a todos aquellos actores sociales que, de una manera u otra, permiten que la educación en nuestra sociedad avance. La publicación apuesta por la difusión de los valores fundacionales del CEU, la mayor institución educativa privada de España.

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