Lunes Santo

SEVILLA (2021.03.29) María de Betania no irrumpe con estruendo: entra, unge, seca; no lleva a cabo grandes proezas: se centra en los pies; no responde a las quejas y protestas de “uno de los discípulos”: calla. Así, desde su presencia y constancia, sin voz a pesar de los reproches, llena la casa de fragancia de vida. ¡Cuántos, aparentemente sin voz, mantienen la llama del reino! (Reflexión: Equipo Bíblico Verbo. La Buena Noticia 2021 www.ceuediciones.es).

Hermandad de las Penas de San Vicente. Fotografía: Domingo Pozo

Evangelio según San Juan, 12, 1-11.

Seis días antes de la Pascua, fue Jesús a Betania, donde vivía Lázaro, a quien había resucitado de entre los muertos. Allí le ofrecieron una cena; Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban con él a la mesa. María tomó una libra de perfume de nardo, auténtico y costoso, le ungió a Jesús los pies y se los enjugó con su cabellera. Y la casa se llenó de la fragancia del perfume.

Judas Iscariote, uno de sus discípulos, el que lo iba a entregar, dice:

«¿Por qué no se ha vendido este perfume por trescientos denarios para dárselos a los pobres?».

Esto lo dijo, no porque le importasen los pobres, sino porque era un ladrón; y como tenía la bolsa, se llevaba de lo que iban echando.

Jesús dijo:

– «Déjala; lo tenía guardado para el día de mi sepultura; porque a los pobres los tenéis siempre con vosotros, pero a mí no siempre me tenéis».

Una muchedumbre de judíos se enteró de que estaba allí y fueron, no sólo por Jesús, sino también para ver a Lázaro, al que había resucitado de entre los muertos.

Los sumos sacerdotes decidieron matar también a Lázaro, porque muchos judíos, por su causa, se les iban y creían en Jesús.

Palabra del Señor.