14 ODS: Conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, los mares y los recursos marinos

CEU Andalucía apuesta cada semana por uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible

SEVILLA (2020.09.22) CEU Andalucía continúa la iniciativa: “Los ODS, 17 objetivos-17 semanas en CEU Andalucía”, a través de la cual profundiza en cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible vinculados a la Agenda 2030.  En esta semana se plantea el número 14 de los ODS, referido a la necesidad de conservar y utilizar sosteniblemente los océanos, mares y recursos marinos.

Los ODS suponen una llamada de atención a todos para hacer posible un mundo mejor, impulsando acciones e iniciativas que ayuden a mejorar la salud y el bienestar, la apuesta por una educación de calidad, el trabajo en condiciones favorables y el crecimiento económico, así como la reducción de las desigualdades y el consumo responsable.

Junto a la finalidad y objetivos del número 14 de los ODS, dedicado a lograr la sostenibilidad de la vida submarina, se indican algunos aspectos relacionados con iniciativas de CEU Andalucía, que ya cuenta con una comunidad educativa de más de 4.200 personas -que se suman a las más de 33.000 de CEU a nivel nacional-. También se ofrecen algunas reflexiones del Papa Francisco, así como datos y contenidos que emanan de los documentos oficiales de Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenibles vinculados con la Agenda 2030.  

CEU Andalucía apuesta por una comunidad sostenible

CEU Andalucía, a través de sus centros educativos – Colegio CEU San Pablo Sevilla, Centro de Estudios Profesionales, Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola CEU e Instituto de Posgrado-, está comprometida con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, defendiendo, entre otros aspectos, la importancia de conservar y utilizar sosteniblemente los recursos submarinos. Como subraya Naciones Unidas, el océano impulsa los sistemas mundiales que hacen de la Tierra un lugar habitable para el ser humano. Nuestra lluvia, el agua potable, el tiempo, el clima, los litorales, gran parte de nuestra comida e incluso el oxígeno del aire que respiramos los proporciona y regula el mar. Una gestión cuidadosa de este recurso mundial es una característica clave de un futuro sostenible.

El Campus CEU Andalucía, con las políticas de sostenibilidad puestas en marcha en los últimos años, ha incrementado sus medidas de reducción del consumo de agua, abordando el problema desde puntos diferentes e involucrando a la comunidad educativa. CEU Andalucía se ha comprometido así con la reducción de su huella hídrica. Para ello, es fundamental contener el consumo -en litros por persona al mes-manteniendo en perfecto estado las infraestructuras hídricas del campus, para evitar fugas y consumos indeseados.

Los diversos edificios e instalaciones del campus cuentan, además, con aparatos de optimización de consumo en inodoros, urinarios, lavabos, duchas, mantenimiento de jardines e instalaciones. Es muy importante seguir sensibilizando a toda la comunidad educativa en la concepción del agua como bien público, que tiene un imprescindible valor para nuestra vida y para el desarrollo de nuestras actividades, pero que es escasa. A los ahorros en el consumo de agua y a los ahorros económicos en la factura, se suma un impacto: la sensibilización de la comunidad educativa de CEU Andalucía.  Esta apuesta por la sostenibilidad se articula a través de su política vinculada a la implantación de los ODS y la Agenda 2030, con el fin de lograr un Campus 0 Emisiones.

El Papa Francisco, una palabra de vida 

En septiembre de 2019, el Papa Francisco pidió por la protección de los mares y los océanos, subrayando las diversas causas que los amenazan. «Contienen la mayor parte del agua del planeta y la mayor variedad de seres vivientes», indicó. El Papa pide que los políticos, los científicos y los economistas trabajen juntos en medidas de protección.

En una carta dirigida a la IV Conferencia Internacional sobre “Nuestro Océano, un Océano de Vida” (octubre 2017), el Papa Francisco marcó dos pautas principales: Reconocer nuestro deber de “cuidar los océanos como parte de una visión integrada del desarrollo humano” y atender la necesidad de una gobernanza multilateral “encaminada a la búsqueda del bien común” inspirada en el “principio de subsidiariedad y el respeto de la dignidad de cada persona humana” (Laudato Si, 174).

Conservar y utilizar los océanos, mares y recursos marinos: cómo lograr la sostenibilidad en la vida submarina

El océano impulsa los sistemas mundiales que hacen de la Tierra un lugar habitable para el ser humano. Sin embargo, en la actualidad, la contaminación y la acidificación de los océanos marca un deterioro continuo de las aguas costeras, lo que está provocando un efecto adverso sobre el funcionamiento de los ecosistemas y la biodiversidad. Igualmente, está teniendo un impacto perjudicial sobre las pesquerías de pequeña escala.

Tal y como recoge el objetivo 14 proteger nuestros océanos debe seguir siendo una prioridad. La biodiversidad marina es vital para la salud de las personas y de nuestro planeta. Las áreas marinas protegidas se deben gestionar de manera efectiva, al igual que sus recursos, y se deben poner en marcha reglamentos que reduzcan la sobrepesca, la contaminación marina y la acidificación de los océanos. Los océanos cubren las tres cuartas partes de la superficie de la Tierra y contienen el 97 por ciento del agua del planeta, representando el 99 por ciento de la superficie habitable del planeta en volumen. Más de tres mil millones de personas dependen de la biodiversidad marina y costera para su sustento. A nivel mundial, el valor de mercado de los recursos marinos y costeros, y su industria se estima en 3 billones de dólares al año, lo que supone aproximadamente el 5 por ciento del PIB mundial. Los expertos, asimismo, cifran en casi 200.000 las especies identificadas, pero las cifras reales pueden ser de millones. Además, los océanos absorben alrededor del 30 por ciento del dióxido de carbono producido por los humanos, amortiguando los impactos del calentamiento global. Los océanos sirven, a su vez, como la mayor fuente de proteínas del mundo.

Por su parte, la pesca marina emplea, directa o indirectamente, a más de 200 millones de personas. En este sentido, los subsidios a la pesca están contribuyendo al rápido agotamiento de muchas especies y están impidiendo los esfuerzos para salvar y restaurar la pesca mundial y los empleos asociados a ésta, causando importantes pérdidas. Además, los espacios de mar abierto muestran que los niveles actuales de acidez han aumentado en un 26 por ciento desde el comienzo de la Revolución Industrial. Sin esfuerzos coordinados, se espera que la eutrofización costera aumente en 20 por cierto de los grandes ecosistemas marinos para el año 2050.

Atendiendo al cumplimiento de este objetivo, y a la situación actual en la que nos encontramos provocada por la pandemia del COVID-19, la conservación de los océanos y las medidas no deberían estancarse; por el contrario, se deben buscar soluciones a largo plazo para la salud de nuestro planeta en su conjunto.

La salud de los océanos está íntimamente ligada a nuestra salud. De acuerdo con la UNESCO, el océano puede ser un aliado contra el COVID-19, lo que se explica en la utilización que se está haciendo de las bacterias que se encuentran en las profundidades del océano, y que sirven para llevar a cabo pruebas rápidas en la detección del virus. Además, la diversidad de especies del océano es prometedora para los medicamentos.

De esta manera, la pandemia del COVID-19 ofrece a los países la oportunidad de elaborar planes de recuperación que reviertan las tendencias actuales y cambien nuestros patrones de consumo y producción hacia un futuro más sostenible.

Metas para 2030

Entre las metas principales destaca prevenir y reducir en los próximos cinco años la contaminación marina de todo tipo, en particular, la producida por actividades realizadas en tierra, incluidos los detritos marinos y la polución por nutrientes. Asimismo, ser capaces de gestionar y proteger sosteniblemente los ecosistemas marinos y costeros para evitar efectos adversos, fortaleciendo así su resiliencia y adoptando medidas para restaurarlos, restableciendo la salud y productividad de los océanos. Destaca también la necesidad de poder minimizar los efectos de la acidificación de los océanos mediante una mayor cooperación científica a todos los niveles.

Otra meta importante es reglamentar eficazmente la explotación pesquera y poner fin a la pesca excesiva, la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y las prácticas pesqueras destructivas, aplicando planes de gestión con fundamento científico con el objetivo de restablecer las poblaciones de peces en el plazo más breve posible, al menos alcanzando niveles que puedan producir el máximo rendimiento sostenible de acuerdo con sus características biológicas. Igualmente, se pretende conservar, al menos, el 10% de las zonas costeras y marinas, de conformidad con las leyes nacionales y el derecho internacional y sobre la base de la mejor información científica disponible.

Entre las principales metas están también prohibir ciertas formas de subvenciones a la pesca que contribuyen a la sobrecapacidad y la pesca excesiva, eliminar las subvenciones que contribuyen a la pesca ilegal, no declarada y no reglamentada y abstenerse de introducir nuevas subvenciones de esa índole, así como facilitar el acceso de los pescadores artesanales a los recursos marinos y los mercados. También es importante aumentar los conocimientos científicos, desarrollar la capacidad de investigación y transferir tecnología marina, mejorar la conservación y el uso sostenible de los océanos y sus recursos aplicando el derecho internacional reflejado en la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar, que constituye el marco jurídico para la conservación y la utilización sostenible de los océanos y sus recursos, como se recuerda en el párrafo 158 del documento “El futuro que queremos”.

Por último, de aquí a 2030, es clave aumentar los beneficios económicos que los pequeños Estados insulares en desarrollo y los países menos adelantados obtienen del uso sostenible de los recursos marinos y, en particular, mediante la gestión sostenible de la pesca, la acuicultura y el turismo.

Con estas iniciativas y propuestas trabajadas trasversalmente, la Fundación San Pablo CEU Andalucía se convierte en una institución sostenible que contribuye a conseguir los objetivos de la Agenda 2030 con su apuesta por una comunidad CEU más respetuosa con el medio ambiente y al servicio del hombre y de toda la sociedad.