12 ODS: Producción y consumo responsables

CEU Andalucía apuesta cada semana por uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible   

SEVILLA (2020.09.08). CEU Andalucía lleva adelante la iniciativa: “Los ODS, 17 objetivos – 17 semanas en CEU Andalucía”. Con ello, se ahonda en cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS, vinculados a la Agenda 2030. En esta semana se plantea el número 12 de los ODS, producción y consumo responsables. Los ODS suponen una llamada de atención a todos para hacer posible un mundo mejor, para que se impulsen acciones e iniciativas que ayuden a mejorar la salud y el bienestar, la apuesta por una educación de calidad, el trabajo en condiciones favorables y el crecimiento económico, la reducción de las desigualdades, el consumo responsable… Cada objetivo se irá desarrollando a lo largo de las próximas semanas.  

Junto a la finalidad y objetivos del número 12 de los ODS, dedicado a garantizar modelos de consumo y producción sostenibles, se indican algunos aspectos relacionados con iniciativas de CEU Andalucía, con una comunidad educativa de más de 4.200 personas -que se suman a las más de 33.000 de CEU a nivel nacional-. También se ofrecen algunas reflexiones del Papa Francisco, así como datos y contenidos que emanan de los documentos oficiales de Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenibles vinculados con la Agenda 2030.  

CEU Andalucía una apuesta por una comunidad sostenible

Diversas iniciativas destacan en relación a las tareas y proyectos desarrollados de los centros de CEU Andalucía: Colegio CEU San Pablo Sevilla, Centro de Estudios Profesionales, Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola CEU e Instituto de Posgrado. Con ello, se muestran los proyectos personales o colaborativos más significativos de algunos de los miembros de nuestra Comunidad Educativa a favor de los ODS, formada por más de 4.200 personas, entre alumnos, profesores y personal de administración y servicios. 

CEU Andalucía Saludable  El Área Corporativa de Organización y Personas de la Fundación San Pablo Andalucía CEU impulsa el proyecto “CEU Andalucía Saludable”, conformado por una serie de acciones que fomentan la salud, la seguridad y el bienestar de su comunidad educativa. De esta forma, se ofertan diferentes actividades -fuera del horario laboral- orientadas a conseguir un ambiente de trabajo y un estilo de vida saludables en la comunidad educativa de CEU Andalucía, articuladas a través del Portal del Empleado, que se complementan con talleres de alimentación saludable, movilidad sostenible y hábitos saludables para todos.

Con el objetivo de promocionar la cultura de la salud, potenciando hábitos saludables en el entorno laboral y fomentando el establecimiento de políticas dirigidas al autocuidado de la salud, este programa se presenta como una oportunidad para aprovechar mejor el tiempo del que disponemos en el día a día.

El edificio central -que alberga los Servicios Generales, el Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola, el Instituto de Oposiciones, el Instituto de Idiomas, gran parte del Centro de Estudios Profesionales y del Instituto de Posgrado-, el Colegio CEU San Pablo Sevilla y sus instalaciones deportivas conforman un moderno campus en el que se han ido implantando -de forma progresiva- medidas que lo sitúan a la vanguardia de la eficiencia y el respeto medioambiental –Smart Campus-. 

El Campus CEU Andalucía, con las políticas de sostenibilidad puestas en marcha, ha incrementado sus medidas de reducción del consumo de agua abordando el problema desde puntos diferentes e involucrando a la comunidad educativa. CEU Andalucía se ha comprometido con la reducción de su huella hídrica. Para ello, es fundamental contener el consumo -en litros por persona al mes-. manteniendo en perfecto estado las infraestructuras hídricas del campus, para evitar fugas y consumos indeseados.

Los diversos edificios e instalaciones del campus cuentan, además, con aparatos de optimización de consumo en inodoros, urinarios, lavabos, duchas, mantenimiento de jardines e instalaciones. Es muy importante seguir sensibilizando a toda la comunidad educativa en la concepción del agua como bien público, que tiene un imprescindible valor para nuestra vida y para el desarrollo de nuestras actividades, pero que es escasa. A los ahorros en el consumo de agua y a los ahorros económicos en la factura, se suma un impacto: la sensibilización de la comunidad educativa de CEU Andalucía. 

El Campus CEU Andalucía ha incrementado sus medidas de reducción del consumo energético y ha impulsado el autoconsumo energético a través de energía fotovoltaica. Esta apuesta por la sostenibilidad se articula a través de su política vinculada a la implantación de los ODS y la Agenda 2030, con el fin de lograr un Campus 0 Emisiones. Como objetivos de Smart Campus, impulsa la eficiencia energética -reduciendo el consumo de energía convencional-, la innovación tecnológica -a través del uso de energías renovables- y la sostenibilidad -reduciendo las emisiones de CO2 a la atmósfera-. 

Las instalaciones fotovoltaicas dedicadas a autoconsumo en el Campus CEU Andalucía evitan en sus emisiones a la atmósfera un total de 6,5 toneladas de CO2, lo que supondría la retirada de funcionamiento de 650 vehículos medios de gasolina durante los próximos veinticinco años. Asimismo, la instalación genera una producción eléctrica verde del 90,79% de la energía diurna consumida en el Campus. 

La Fundación San Pablo CEU Andalucía reafirma su compromiso con la innovación tecnológica, con la instalación de paneles solares fotovoltaicos de 445 kWp. Los paneles solares están instalados en las cubiertas del edificio central del Campus y en las del Colegio.  Esta medida sostenible supone 76.230 € de ahorros anuales – amortizándose en seis años- y se enmarca dentro del conjunto de acciones que se están ejecutando para convertir el Campus de CEU Andalucía en un Campus 0 Emisiones. La producción anual prevista es de 708 MWh

Además, la instalación esta monitorizada, lo que permitirá controlar la generación y el consumo energético que se produzca. También se han cambiado las luminarias existentes en el Campus por un sistema de alta eficiencia energética LED, en el edificio Central del Campus, en los pabellones deportivos y en la luminaria exterior, que se completa con sensores de movimiento en zonas de poco uso.

El Papa Francisco, una palabra de vida  

El consumo responsable implica la elección de los productos y servicios no sólo con base en su calidad y precio, sino también por su impacto ambiental y social, y por la conducta de las empresas que los elaboran. Sobre este asunto, el Papa Francisco ha indicado que “conocemos bien la imposibilidad de sostener el actual nivel de consumo de los países más desarrollados y de los sectores más ricos de las sociedades, donde el hábito de gastar y tirar, alcanza niveles inauditos. Ya se han rebasado ciertos límites máximos de explotación del planeta, sin que hayamos resuelto el problema de la pobreza.” (Laudato Si,.27)

A pesar de los llamamientos de las organizaciones internacionales es el Papa Francisco quien ha puesto el dedo en la llaga, indicando que el superdesarrollo derrochador y consumista -que contrasta de modo inaceptable con situaciones persistentes de miseria deshumanizadora-, pidiendo que planteemos otras formas de consumo que no perjudiquen al planeta ni a las personas. Frente a un consumismo descontrolado y las desigualdades que provocan nuestros actuales patrones de consumo que repercuten directamente en las poblaciones más desfavorecidas, hemos de apostar por un consumo responsable y sostenible, como nos recuerda siempre Cáritas, promoviendo distintas opciones y buenas prácticas, y un compromiso en defensa de un modelo distinto de desarrollo económico, justo, solidario y sostenible, que cambie los hábitos de consumo y estilos de vida.

Proyecto Bioalverde-Cáritas Sevilla

Existen muchas opciones para consumir de manera responsable, hay muchos gestos cotidianos que podemos incorporar a nuestra rutina para cambiar nuestro actual modelo de consumo: Empezando por comprar o regalar solo lo necesario, procurando que sean productos sostenibles, de temporada, de producción local o de comercio justo; eligiendo marcas y empresas con buenas prácticas, conducta de transparencia en la información de sus productos y generadoras de empleo; evitando grandes cadenas de comida rápida por sus implicaciones en primar la ganadería intensiva en regiones de países pobres, en sustitución de cultivos tradicionales; reduciendo en la medida de lo posible el consumo de carne. Junto a ello, cuidar el aislamiento de puertas y ventanas, eligiendo electrodomésticos respetuosos con el medio ambiente y de bajo consumo. Optar por el transporte público frente al vehículo privado, siempre que sea posible. Invertir los ahorros en bancos y empresas con trayectoria ambiental y el respeto a los derechos laborales, incluso en banca ética. Reciclando, reutilizando, reduciendo…

Consumo y producción responsable: hacer más y mejor con menos 

¿Qué objetivos se plantean para el año 2030 para lograr un consumo y producción responsable?

El consumo y la producción mundiales dependen del uso intensivo del medio ambiente natural y de los recursos generando en muchas ocasiones efectos perniciosos para nuestro planeta.  Según los datos globales disponibles, en muchos casos, el progreso económico y social propiciado en los últimos cien años ha incrementado la degradación medioambiental, que pone en peligro a los mismos sistemas a los que está vinculado nuestro desarrollo futuro.

Resaltar algunos datos importantes: se estima que un tercio de toda la comida producida (el equivalente a 1300 millones de toneladas con un valor cercano al billón de dólares) acaba pudriéndose en los cubos de basura de los consumidores y minoristas, o estropeándose debido a un transporte y unas prácticas de recolección deficientes. Es decir, un tercio de lo producido se pierde y genera residuos y procesos ineficientes. Otra asignatura pendiente es la de la iluminación eficiente con posibilidades de grandes ahorros energéticos y económicos, y así en muchos otros sectores.

La pandemia de la COVID-19 ofrece a los países la oportunidad de elaborar planes de recuperación que reviertan las tendencias actuales y cambien nuestros patrones de consumo y producción hacia un futuro más sostenible. Para ello, será necesario desvincular el crecimiento económico de la degradación medioambiental, aumentar la eficiencia de recursos y promover estilos de vida sostenibles. El consumo y la producción sostenibles también pueden contribuir de manera sustancial a la mitigación de la pobreza y a la transición hacia economías verdes y con bajas emisiones de carbono. Es necesario hacer más y mejor con menos, se han dado pasos, en los últimos años el 93% de las 250 empresas más grandes del mundo han presentado informes en materia de sostenibilidad. En ámbitos como el de los recursos hídricos, energéticos y en la generación de comida se han dado pasos, pero queda mucho camino por recorrer.

Menos del 3% del agua del mundo es potable, de la cual el 2,5% está congelada en la Antártida, el Ártico y los glaciares. Por tanto, la humanidad debe contar con tan solo el 0,5% para todas las necesidades del ecosistema, del ser humano y de agua dulce. Sin embargo, el ser humano está contaminando el agua más rápido de lo que la naturaleza puede reciclar y purificar el agua en los ríos y lagos. Es significativo que más de 1000 millones de personas aún no tienen acceso a agua potable, para crear o mejorar las redes e infraestructuras hídricas hacen falta grandes inversiones y equilibrios internacionales para evitar conflictos por el uso del agua.

Es necesario, en el ámbito energético, mejorar las tecnologías vinculadas a la iluminación que conllevarían grandes ahorros energéticos y económicos. A pesar de los avances tecnológicos vinculados a la eficiencia energética, el uso de la energía en la OCDE está creciendo mucho, para los próximos años se prevé un crecimiento del 35%. Por orden de importancia los sectores donde más ha crecido el consumo energético es en el transporte, el consumo doméstico y el comercial.

El 75 % del stock de vehículos de motor en los países de la OCDE hace unos años era de vehículos particulares, este stock ha crecido en los últimos años entorno a un 30%. Al mismo tiempo, se prevé que los kilómetros de vehículos aumentarán en un 40% y que el transporte aéreo mundial se triplicará en el mismo período, aunque esta previsión se ha visto parada en seco por el COVID. Un dato importante a tener en cuenta es que los hogares consumen el 29% de la energía mundial y, en consecuencia, contribuyen al 21% de las emisiones de CO2 resultantes y, sin embargo, en los últimos años la participación de las energías renovables en el consumo final de energía alcanzó el 17,5%, no obstante, sigue creciendo.

Esta constatado que los mayores impactos ambientales que generan los alimentos se producen en la fase de producción (agricultura y procesamiento de alimentos), los hogares influyen en estos impactos a través de sus hábitos y elecciones dietéticas. Esto, en consecuencia, afecta el medio ambiente a través del consumo de energía relacionada con los alimentos y la generación de residuos. Es injustificable que cada año un tercio de todos los alimentos producidos, equivalentes a 1300 millones de toneladas, termina pudriéndose en los contenedores de los consumidores y minoristas, o se estropea debido a las malas prácticas del transporte y la cosecha. Un dato inquietante además del hambre que todavía existe en grandes regiones del mundo es que 2000 millones de personas en todo el mundo tienen sobrepeso o son obesas.

La degradación de la tierra, la disminución de la fertilidad del suelo, el uso insostenible del agua, la sobrepesca y la degradación del medio marino están disminuyendo la capacidad de la base de recursos naturales para suministrar alimentos. El sector de la alimentación representa alrededor del 30% del consumo total de energía en el mundo y un 22% del total de las emisiones de gases de efecto invernadero, queda tarea.

Metas para 2030

Entre las metas principales, está el aplicar el Marco Decenal de Programas sobre Modalidades de Consumo y Producción Sostenibles, con la participación de todos los países y bajo el liderazgo de los países desarrollados, teniendo en cuenta el grado de desarrollo y las capacidades de los países en desarrollo. Una meta clave a conseguir de aquí al el 2030 es lograr la gestión sostenible y el uso eficiente de los recursos naturales, junto a la reducción a la mitad del desperdicio de alimentos per cápita mundial en la venta al por menor y a nivel de los consumidores y reducir las pérdidas de alimentos en las cadenas de producción y suministro, incluidas las pérdidas posteriores a la cosecha.

Otra meta importante es lograr la gestión ecológicamente racional de los productos químicos y de todos los desechos a lo largo de su ciclo de vida, de conformidad con los marcos internacionales convenidos, y reducir significativamente su liberación a la atmósfera, el agua y el suelo a fin de minimizar sus efectos adversos en la salud humana y el medio ambiente.  Así como, reducir considerablemente la generación de desechos mediante actividades de prevención, reducción, reciclado y reutilización, junto alentar a las empresas, en especial las grandes empresas y las empresas transnacionales, a que adopten prácticas sostenibles e incorporen información sobre la sostenibilidad en su ciclo de presentación de informes. Promoviendo prácticas de adquisición pública que sean sostenibles, de conformidad con las políticas y prioridades nacionales, asegurando, también, que las personas de todo el mundo tengan la información y los conocimientos pertinentes para el desarrollo sostenible y los estilos de vida en armonía con la naturaleza.

Entre las principales metas está también ayudar a los países en desarrollo a fortalecer su capacidad científica y tecnológica para avanzar hacia modalidades de consumo y producción más sostenibles; elaborar y aplicar instrumentos para vigilar los efectos en el desarrollo sostenible, a fin de lograr un turismo sostenible que cree puestos de trabajo y promueva la cultura y los productos locales; y racionalizar los subsidios ineficientes a los combustibles fósiles que fomentan el consumo antieconómico eliminando las distorsiones del mercado, de acuerdo con las circunstancias nacionales, incluso mediante la reestructuración de los sistemas tributarios y la eliminación gradual de los subsidios perjudiciales, cuando existan, para reflejar su impacto ambiental, teniendo plenamente en cuenta las necesidades y condiciones específicas de los países en desarrollo y minimizando los posibles efectos adversos en su desarrollo, de manera que se proteja a los pobres y a las comunidades afectadas.

Con estas iniciativas y propuestas trabajadas trasversalmente, la Fundación San Pablo CEU Andalucía se convierte en una institución sostenible que contribuye a conseguir los objetivos de la Agenda 2030 con su apuesta por una comunidad CEU más respetuosa con el medio ambiente y al servicio del hombre y de toda la sociedad.