Germán Monterrubio, profesor de Cardenal Spínola CEU: “El confinamiento para los deportistas que se dedican a la natación ha sido muy particular, puesto que solo se podían realizar entrenamientos de ‘trabajo en seco’”

SEVILLA (2020.07.31) Los deportistas de élites constituyen uno de los sectores de la sociedad más afectados por el confinamiento provocado por el coronavirus, puesto que no disponían de las herramientas necesarias para poder continuar con sus entrenamientos en casa.  Con las competiciones canceladas y la actividad completamente parada, solo les quedaba mantener su forma física, pero lo tuvieron realmente complicado durante las semanas en las que nadie podía salir de casa más que para lo estrictamente necesario. 

Germán Monterrubio, profesor de Cardenal Spínola CEU y director técnico de Natación en el Club Náutico de Sevilla, explica que en el caso de esta disciplina deportiva “el escenario era muy particular, ya que es comparable a buscar recursos para deportes de invierno cuando no hay nieve ni hielo. Tanto los deportistas de élite como aquellos que vienen de una estructura más de «Club», han tenido que adaptarse a una evolución que únicamente permitía el entrenamiento en lo que conocemos como «trabajo en seco», que consiste en una preparación física global, con ejercicios en mayor o menor medida adaptados a nuestro deporte”.

“Esto, en la teoría, parece fácil, en la práctica, la realidad es que hemos tenido que lidiar más con el aspecto psicológico, recurriendo a fórmulas de motivación para lograr un punto mínimo de adherencia a los entrenamientos. Este aspecto ha sido generalizado, si bien, algunos nadadores de nivel más profesional han tenido una atención más personalizada”, comenta. 

The Fittest Swimmer Games 

A raíz de esta situación, reconoce que “este aislamiento, derivado del confinamiento, ha provocado que muchos técnicos nos hayamos puesto en contacto para compartir experiencias, recursos, soluciones… De esta dinámica nació una iniciativa, bautizada como The Fittest Swimmer Games, que nos ha permitido llevar en conjunto a más de 600 nadadores de Andalucía y otras comunidades a través de una fórmula semanal muy sencilla y muy cooperativa:  

  • Un día para realizar un entrenamiento conjunto, con el que anunciábamos una prueba competitiva individual desde casa, al estilo crossfit. 
  • Un día de formación, invitábamos a nadadores olímpicos y figuras reconocibles de la natación nacional e internacional, a quienes les realizábamos entrevistas programadas. 
  • Un día de competición, de modo que cada deportista enviaba sus registros y éstos era verificados por vídeos». 

Esta acción se realizaba a través de una conexión síncrona por Zoom y, a todo ello, los entrenadores de cada club añadíamos nuestros recursos para completar la semana: conexiones con master class en directo, retos semanales, diarios e incluso, para los más pequeños, concursos de cuentos y mini retos”, detalla. 

El mantenimiento de la forma física 

Una de las grandes preocupaciones de los deportistas de élite era perder la forma física durante este tiempo, algo sobre lo que Germán Monterrubio comenta que  “es una cuestión compleja en la que influyen muchos factores, desde la propia genética, hasta las condiciones ambientales, entre ellas el tipo de entrenamiento y la brecha que pueda existir con las rutinas perdidas por el confinamiento. Sin profundizar mucho en teorías y tablas sugeridas por diversos autores, podemos decir que, en el aspecto motor, es decir, lo que son las técnicas y habilidades específicas en el medio acuático, no vamos a perder demasiado esas «sensaciones» con las que se encuentra a gusto un nadador bien entrenado. Lo que ocurre es que todo ello está relacionado con tu forma física y con la manera en la que te ejercitas. Si no haces actividad, estás perdido y es peor que comenzar después de unas largas vacaciones. Si, al menos, mantienes mínimamente tu estado de forma, lo que vas a notar es que esas sensaciones son menos fluidas y que, a pesar de no encontrarte mal, tu velocidad o tu resistencia es menor”.  

En rasgos generales, indica que “si pasas de tres a cinco días de inactividad, puedes perder en torno al 1% de tu forma física y si estás entre 4 y 7 semanas parado, sería suficiente para perder casi por completo la forma física conseguida en el entrenamiento”.  

En este sentido, subraya que le ha resultado “muy productivo no centrarme en el rendimiento de los nadadores, sino en la vuelta a los entrenamientos. Por ello, hemos basado el trabajo en actividades, como decía anteriormente, más variadas, motivantes y con contenido importante de fuerza para «mantener el sistema» y prevenirlo de lesiones”. 

Vuelta a la normalidad 

Destaca que “la natación ha sido uno de los últimos deportes en volver a la normalidad, si bien ya se redactaron varios informes oficiales que evidenciaban el bajo riesgo de practicar en piscinas debidamente tratadas en comparación con otras disciplinas. Los nadadores profesionales, acreditados por las federaciones y el Consejo Superior de Deportes han sido los primeros en volver a entrenar, seguidos luego por todos los nadadores con licencia federativa en curso”. 

Durante el cambio de fases, recuerda que “antes de abrirse las piscinas, el vacío legal -o más bien la interpretación de la normativa- ha provocado que muchos nadadores -federados y no federados- se fueran a entrenar a playas, ríos, lagos, pantanos y embalses. Algunos municipios prohibían esto, otros no contemplaban sanciones, otros permitían, por ejemplo, el surf, pero no la natación de aguas abiertas… En mi caso particular, ya que me ocupo de la dirección técnica de un centro de aguas abiertas en La Rinconada, y de la dirección deportiva de la Sección de natación del Club Náutico Sevilla, he tenido que desarrollar dos proyectos de vuelta a la actividad deportiva. Mismo deporte, diferentes adaptaciones”. 

En referencia a la incidencia ha tenido el deporte durante las semanas de confinamiento, el docente de Cardenal Spínola CEU hace un balance positivo, a pesar de que “como profesional y colegiado en mi ámbito he visto verdaderas aberraciones en las redes sociales con personas muy oportunistas -por un puñado de likes y algo más-. Sin embargo, es cierto que he podido asistir a una actitud generalizada de muchos compañeros de nuestro sector compartiendo conocimientos, experiencias, recursos… Todo con mucha ciencia y crítica. Es posible que esto no haya calado igual en la población en general, ya que con tanta información lo más importante es tener criterio, pero si la gente se deja asesorar por profesionales, no caerá en esa parte oscura de personas lesionadas durante el confinamiento por prácticas no recomendadas”.  

Otro de los aspectos positivos de este tiempo de confinamiento en este sentido es que muchos aseguran haber adquirido una rutina gracias a estas semanas. “Al igual que las modas, existirán picos y fiebres por hacer tal o cual cosa y es palpable el hecho de que la gente se ha concienciado más con la importancia de incluir la actividad física regular en los hábitos saludables. La industria del deporte, si bien ha flaqueado en bases tan importantes como instalaciones y centros deportivos, por otro lado se ha visto favorecida por la venta de materiales domésticos, de servicios de asesoramiento, de nuevas tendencias…”, asegura. 

Para concluir, remarca que «hay que reinventarse. Y es que, la realidad es esa, adaptar proyectos docentes de materias fundamentalmente prácticas; adecuar espacios de entrenamiento deportivo -en mi caso, natación-, con la dificultad de base de resolver problemas de espacio y horarios de práctica; diseñar nuevos modelos de intervención y de negocio para profesionales de la actividad física y del deporte, que permitan una mejora y no un estancamiento. Pero, ante todo, algo muy común, independientemente de la profesión que sea, el éxito de las soluciones que se pongan en marcha va a pasar por la aplicación sin miedo de nuevas fórmulas de conciliación de familia y trabajo, algo en lo que el deporte -como generador y canalizador de salud- debería estar presente”.