CEU Andalucía apuesta cada semana por uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible
SEVILLA (2020.06.23). CEU Andalucía lleva adelante la iniciativa: “Los ODS, 17 objetivos – 17 semanas en CEU Andalucía”. Con ello, se ahonda en cada uno de los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible – ODS, vinculados a la Agenda 2030. En esta semana se plantea el undécimo de los ODS, ciudades y comunidades sostenibles. Los ODS suponen una llamada de atención a todos para hacer posible un mundo mejor, para que se impulsen acciones e iniciativas que ayuden a mejorar la salud y el bienestar, la apuesta por una educación de calidad, el trabajo en condiciones favorables y el crecimiento económico, la reducción de las desigualdades, el consumo responsable… Cada objetivo se irá desarrollando a lo largo de las próximas semanas.
Junto a la finalidad y objetivos del número 11 de los ODS, dedicado a lograr que las ciudades y los asentamientos humanos sean inclusivos, seguros, resilientes y sostenibles, se indican algunos aspectos relacionados con iniciativas de CEU Andalucía, con una comunidad educativa de más de 4.200 personas -que se suman a las más de 33.000 de CEU a nivel nacional-. También se ofrecen algunas reflexiones del Papa Francisco, así como datos y contenidos que emanan de los documentos oficiales de Naciones Unidas sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenibles vinculados con la Agenda 2030.
CEU Andalucía una apuesta por una comunidad sostenible
El Campus CEU Andalucía es inclusivo y seguro para toda su comunidad educativa y para cuantos nos visitan. La accesibilidad y la movilidad también están aseguradas, y gracias a su política de sostenibilidad se han incrementado sus medidas de reducción del consumo energético y ha impulsado el autoconsumo energético a través de energía fotovoltaica, así como, de gestión de residuos y del consumo de agua. Esta apuesta por la sostenibilidad se articula a través de su política vinculada a la implantación de los ODS y la Agenda 2030, con el fin de lograr un Campus 0 Emisiones. Como objetivos de Smart Campus, se impulsa la eficiencia energética -reduciendo el consumo de energía convencional-, la innovación tecnológica -a través del uso de energías renovables- y la sostenibilidad -reduciendo las emisiones de CO2 a la atmósfera-.
Las instalaciones fotovoltaicas dedicadas a autoconsumo en el Campus CEU Andalucía evitan en sus emisiones a la atmósfera un total de 6,5 toneladas de CO2. Asimismo, la instalación genera una producción eléctrica verde del 90,79% de la energía diurna consumida en el Campus.
La Fundación San Pablo CEU Andalucía reafirma su compromiso con la innovación tecnológica, con la instalación de paneles solares fotovoltaicos de 445 kWp, instalados en las cubiertas del edificio central del Campus y en las del Colegio. También se han cambiado las luminarias existentes en el Campus por un sistema de alta eficiencia energética LED en el edificio Central del Campus, en los pabellones deportivos y en la luminaria exterior, que se completa con sensores de movimiento en zonas de poco uso.
El Campus CEU Andalucía, con 40 hectáreas de extensión, cuenta actualmente con 35.000 m² construidos que, con las obras previstas, alcanzarán más de 70.000 m² en los próximos dos años.
El edificio central -que alberga los Servicios Generales, el Centro de Estudios Universitarios Cardenal Spínola, el Instituto de Oposiciones, el Instituto de Idiomas, gran parte del Centro de Estudios Profesionales y del Instituto de Posgrado-, el Colegio CEU San Pablo Sevilla y sus instalaciones deportivas conforman un moderno campus en el que se han ido implantando -de forma progresiva- medidas que lo sitúan a la vanguardia de la eficiencia y el respeto medioambiental –Smart Campus-.
El Campus CEU Andalucía, con las políticas de sostenibilidad puestas en marcha, ha incrementado sus medidas de reducción del consumo de agua abordando el problema desde puntos diferentes e involucrando a la comunidad educativa. CEU Andalucía se ha comprometido con la reducción de su huella hídrica. Para ello, es fundamental contener el consumo -en litros por persona al mes-. manteniendo en perfecto estado las infraestructuras hídricas del campus, para evitar fugas y consumos indeseados.
Los diversos edificios e instalaciones del campus cuentan, además, con aparatos de optimización de consumo en inodoros, urinarios, lavabos, duchas, mantenimiento de jardines e instalaciones. Es muy importante seguir sensibilizando a toda la comunidad educativa en la concepción del agua como bien público, que tiene un imprescindible valor para nuestra vida y para el desarrollo de nuestras actividades, pero que es escasa. A los ahorros en el consumo de agua y a los ahorros económicos en la factura, se suma un impacto: la sensibilización de la comunidad educativa de CEU Andalucía.
El Papa Francisco, una palabra de vida
El Papa Francisco, en el Simposio de los Jóvenes en el Vaticano celebrado en octubre de 2019, animó a estos a seguir trabajando para encontrar soluciones a los grandes desafíos a los que se enfrenta el mundo de hoy, que contribuyan a la difusión y concienciación sobre los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) -entre ellos el de las ciudades y comunidades sostenibles-, el Acuerdo de París sobre el Clima y la Encíclica Laudato Si’.
Líderes de la sociedad civil, de las comunidades religiosas, de las empresas, de los gobiernos y del mundo académico ofrecieron orientación y ayuda para construir una sólida red mundial de personas que realizan cambios intergeneracionales y trabajan para promover la Agenda 2030.
Algunos de los temas tratados fueron: Tecnología, innovación y espíritu empresarial para el desarrollo sostenible; Educación para el desarrollo sostenible, la Ciudadanía Global y las Habilidades del Siglo XXI; Ciudades y comunidades sostenibles; Laudato Si’ y la dignidad humana; El papel de las universidades y la academia en el desarrollo sostenible; Financiación para el desarrollo sostenible; Redes, asociaciones y movimientos sociales para el desarrollo sostenible.
En el capítulo IV de Laudato Si –Una Ecología Integral-, el Papa Francisco nos habla en su punto III sobre la Ecología de la vida cotidiana. Subrayando que para hablar “de un auténtico desarrollo, habrá que asegurar que se produzca una mejora integral en la calidad de vida humana, y esto implica analizar el espacio donde transcurre la existencia de las personas… A la vez, en nuestra habitación, en nuestra casa, en nuestro lugar de trabajo y en nuestro barrio, usamos el ambiente para expresar nuestra identidad. Nos esforzamos para adaptarnos al medio y, cuando un ambiente es desordenado, caótico o cargado de contaminación visual y acústica, el exceso de estímulos nos desafía a intentar configurar una identidad integrada y feliz” (147).
“La sensación de asfixia producida por la aglomeración en residencias y espacios con alta densidad poblacional se contrarresta si se desarrollan relaciones humanas cercanas y cálidas, si se crean comunidades, si los límites del ambiente se compensan en el interior de cada persona, que se siente contenida por una red de comunión y de pertenencia. De ese modo, cualquier lugar deja de ser un infierno y se convierte en el contexto de una vida digna(148)”. Prosigue indicando que “para los habitantes de barrios muy precarios, el paso cotidiano del hacinamiento al anonimato social que se vive en las grandes ciudades puede provocar una sensación de desarraigo que favorece las conductas antisociales y la violencia(149)”.
El Papa Francisco insiste e indica que “dada la interrelación entre el espacio y la conducta humana, quienes diseñan edificios, barrios, espacios públicos y ciudades necesitan del aporte de diversas disciplinas que permitan entender los procesos, el simbolismo y los comportamientos de las personas (150)”.
En el número 150 de Laudato Si, el Papa Francisco subraya que “hace falta cuidar los lugares comunes, los marcos visuales y los hitos urbanos que acrecientan nuestro sentido de pertenencia, nuestra sensación de arraigo, nuestro sentimiento de «estar en casa» dentro de la ciudad que nos contiene y nos une. Es importante que las diferentes partes de una ciudad estén bien integradas y que los habitantes puedan tener una visión de conjunto, en lugar de encerrarse en un barrio privándose de vivir la ciudad entera como un espacio propio compartido con los demás. Toda intervención en el paisaje urbano o rural debería considerar cómo los distintos elementos del lugar conforman un todo que es percibido por los habitantes como un cuadro coherente con su riqueza de significados”.
La falta de viviendas subraya el Papa es “grave en muchas partes del mundo, tanto en las zonas rurales como en las grandes ciudades, porque los presupuestos estatales sólo suelen cubrir una pequeña parte de la demanda. No sólo los pobres, sino una gran parte de la sociedad sufre serias dificultades para acceder a una vivienda propia. La posesión de una vivienda tiene mucho que ver con la dignidad de las personas y con el desarrollo de las familias. Es una cuestión central de la ecología humana. Si en un lugar ya se han desarrollado conglomerados caóticos de casas precarias, se trata sobre todo de urbanizar esos barrios, no de erradicar y expulsar. Cuando los pobres viven en suburbios contaminados o en conglomerados peligrosos, en el caso que se deba proceder a su traslado, y para no añadir más sufrimiento al que ya padecen, es necesario proporcionar una información adecuada y previa, ofrecer alternativas de alojamientos dignos e implicar directamente a los interesados» (151).
Ciudades y comunidades sostenibles
¿Qué objetivos se plantean para el año 2030 para lograr ciudades y comunidades sostenibles?
En un mundo cada vez más urbanizado, se espera que más de la mitad de la población mundial en el año 2030 viva en ciudades. Las áreas metropolitanas son centros neurálgicos del crecimiento económico, ya que contribuyen al 60 % aproximadamente del PIB mundial. Sin embargo, también representan alrededor del 70 % de las emisiones de carbono mundiales y más del 60 % del uso de recursos.
La rápida urbanización está dando como resultado un número creciente de habitantes en barrios pobres, infraestructuras y servicios inadecuados y sobrecargados -como la recogida de residuos y los sistemas de agua y saneamiento, carreteras y transporte-, lo cual está empeorando la contaminación del aire y el crecimiento urbano incontrolado.
El impacto de la COVID-19 será más devastador en las zonas urbanas pobres y densamente pobladas, especialmente para mil millones de personas (Asia Oriental y Sudoriental) que vive en asentamientos informales y en barrios marginales en todo el mundo, donde el hacinamiento también dificulta cumplir con las medidas recomendadas, como el distanciamiento social y el autoaislamiento.
Un dato importante de cara al futuro es que el 95% de la expansión de los terrenos urbanos en las próximas décadas tendrá lugar en el mundo en desarrollo. Las ciudades del mundo ocupan solo el 3% de la tierra, pero representan entre el 60% y el 80% del consumo de energía y el 75% de las emisiones de carbono.La rápida urbanización está ejerciendo presión sobre los suministros de agua dulce, las aguas residuales, el entorno de vida y la salud pública. Desde 2016, el 90% de los habitantes de las ciudades respiraba aire que no cumplía las normas de seguridad establecidas por la Organización Mundial de la Salud, lo que provocó un total de 4,2 millones de muertes debido a la contaminación atmosférica. Más de la mitad de la población urbana mundial estuvo expuesta a niveles de contaminación del aire al menos 2,5 veces más altos que el estándar de seguridad.
Metas para 2030
Hasta el año 2030 se desea asegurar el acceso de todas las personas a viviendas y servicios básicos adecuados, seguros y asequibles y mejorar los barrios marginales. Así como, proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y los mayores.
Aumentar la urbanización inclusiva y sostenible y la capacidad para la planificación y la gestión participativas, integradas y sostenibles de los asentamientos humanos en todos los países, es otro de los objetivos, así como, redoblar los esfuerzos para proteger y salvaguardar el patrimonio cultural y natural del mundo.
Otro de los grandes objetivos es reducir el número de muertes causadas por los desastres, incluidos los relacionados con el agua, y de personas afectadas por ellos, y disminuir considerablemente las pérdidas económicas directas provocadas por los desastres en comparación con el producto interno bruto mundial, haciendo especial hincapié en la protección de los pobres y las personas en situaciones de vulnerabilidad. Se pretende también mitigar el impacto ambiental negativo per cápita de las ciudades, incluso prestando especial atención a la calidad del aire y la gestión de los desechos municipales y de otro tipo.
Antes de 2030, se quiere proporcionar acceso universal a zonas verdes y espacios públicos seguros, inclusivos y accesibles, en particular para las mujeres y los niños, las personas de edad y aquellas que tengan alguna discapacidad. Para conseguirlo, se apoyarán los vínculos económicos, sociales y ambientales positivos entre las zonas urbanas, periurbanas y rurales y se fortalecerá la planificación del desarrollo nacional y regional.
De esta forma, aumentará de forma considerable del número de ciudades y asentamientos humanos que adoptan e implementan políticas y planes integrados para promover la inclusión, el uso eficiente de los recursos, la mitigación del cambio climático y la adaptación a él y la resiliencia ante los desastres. Éstas desarrollarán y pondrán -en consonancia con el Marco de Sendai para la Reducción del Riesgo de Desastres 2015-2030- la gestión integral de los riesgos de desastre a todos los niveles. Proporcionarán, asimismo, apoyo a los países menos adelantados, incluso mediante asistencia financiera y técnica, para que puedan construir edificios sostenibles y resilientes utilizando materiales locales, es otro de los objetivos a lograr para 2030.
Con estas iniciativas y propuestas trabajadas trasversalmente, la Fundación San Pablo CEU Andalucía se convierte en una institución sostenible que contribuye a conseguir los objetivos de la Agenda 2030 con su apuesta por una comunidad CEU más respetuosa con el medio ambiente y al servicio del hombre y de toda la sociedad.